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Este viernes inicia la Fiesta del Libro, una de las celebraciones literarias más esperadas del año y una de las que concentra los mayores esfuerzos dentro del Plan de Lectura, Escritura y Oralidad (LEO) de Medellín. Dentro de ese plan, que promueve que en la ciudad las palabras sean una herramienta prioritaria, hay muchos componentes más que los Eventos del Libro.
“Es importante saber que el Plan es ciudadano y fue concebido, desde sus inicios, como un producto del diálogo entre distintos sectores de la sociedad: las organizaciones sociales, universidad pública, universidad privada, dependencias del estado, cajas de compensación”, explica Elizabeth Giraldo, de la Corporación Estanislao Zuleta, entidad que hace parte del comité interinstitucional que asesora el plan cada año.
Añade que es un “diálogo” permanente y un tejido entre esos sectores el que permite que se construya un proceso “realista y dinámico” en torno a lo que necesita la ciudad. Se reúnen cada mes y participa la Secretaría de Cultura. Ellos asesoran la implementación de la política pública, así como otras nociones en relación a Eventos del Libro. Por ejemplo “ayudó en la construcción de las políticas públicas de lectura, el Acuerdo 079”, cuenta Yamili Ocampo, directora de la Fundación Ratón de Biblioteca.
Este grupo conformado por la U. de A., bibliotecas escolares, la BPP, la Mesa de Bibliotecas de Antioquia, entre otras entidades, funciona como un ecosistema. “No se refiere a una actividad particular o un sector, sino a la integración de distintas acciones y colectivos que están asociados a la palabra y los procesos pueden ser disimiles”, dice Giraldo.
La clave es la parte “ciudadana” del plan. “No solo la administración propone unas acciones, sino que la ciudadanía debe y está en la obligación de sumar otras”, apunta Ocampo. Ahí estarían las ideas de libreros, promotores de lectura, bibliotecas populares, organizaciones sociales.
De ahí que desde hace cuatro años este sector, en especial su componente de origen ciudadano, se beneficia de las convocatorias LEO: permiten el funcionamiento de proyectos tipo 1, 2, 3 y 4, que corresponde a iniciativas barriales, comunales, zonales y de ciudad. Hasta ahora, sin embargo, esos estímulos no han llegado.
Un S.O.S.
Este mes desde ese comité surgió un llamado de auxilio: #SOSLEOMedellín, que se transformó en una campaña de Change.org, en el que se preguntan, ¿dónde está el dinero de las becas que apoyan el componente ciudadano? Este año ha sido complicado para instituciones culturales pequeñas, como la Corporación Estanislao Zuleta, que entregó su sede por problemas económicos.
La gran apuesta de la Secretaría en cuanto al Plan LEO son los Eventos del Libro, “los que hemos tratado de mantener a pesar de las dificultades financieras y de la covid”, explica el subsecretario de Bibliotecas, Sebastián Trujillo. “Son el componente principal porque son fruto de esa apuesta pública y privada del sector”. Sin embargo, hay muchas otras caras del Plan LEO. Sin dinero, después de seis meses de confinamiento, esto les preocupa. “Para el sector de la lectura ha sido como un doble golpe que no salgan las becas”, apunta Giraldo.
Las respuestas
La Secretaría de Cultura le comunicó al comité, en un derecho de petición con fecha del 18 de agosto, que esperaba abrir las convocatorias en este segundo semestre del año. Añadió, en su momento, que habría 34 estímulos destinados por un monto de $485.000.000 (tipo 1, 2, 3 y 4). También que se tenía planeado abrir tres becas de creación por $71.500.000 para proyectos de literatura infantil o juvenil, creación de novela gráfica o cómic y creación en periodismo narrativo.
Se comunicó con anterioridad que estos dineros estarían disponibles a partir de la tercera semana de julio, pero no han llegado a la Secretaría. “Desde el principio teníamos en déficit en el tema de los estímulos, todavía lo tenemos”, explica Trujillo. Añade que esperaban que llegaran recursos del superávit del municipio desde comienzos del año para asumir el segundo semestre. La pandemia “generó una urgencia de recursos dentro del marco fiscal este año y los recursos que llegaron a cultura no fueron los solicitados”.
El panorama entonces ha cambiado con respecto a lo que fue anunciado en el derecho de petición. Este año ya no se entregarán estímulos a creación literaria debido a que, con diciembre de 2020 como plazo, no habría tiempo para los artistas. Ahora se otorgarán premios a entidades de larga y mediana trayectoria, aunque habrá menos presupuesto, no se invertirán $485.000.000. “Lo que tendremos son reconocimientos al trabajo como forma de estimular el funcionamiento de organizaciones, entidades, bibliotecas populares y comunitarias que hacen parte del ecosistema LEO”, cuenta Trujillo.
Se realizará, además, el premio de afiche ilustrado y habrá premios a textos inéditos en las categorías de novela, poesía, cuento, periodismo deportivo y literatura infantil.
La fecha de apertura para postularse aún está pendiente, al igual que la cifra oficial de las cantidades de dinero que estarán disponibles para estos estímulos. Por ahora, el sector LEO continúa resistiendo.