n conejillo de indias rompió el icónico cuadro de un velero que adorna la sala de Los Simpsons, los reconocidos dibujos animados de Matt Groening, en un capítulo titulado La guerra del arte. En el episodio Marge buscó otro, pues, según ella, “era reconfortante que mientras veíamos televisión hubiera una obra de arte detrás de nosotros”.
Compran una pintura en una venta de garaje y cuando la cuelgan descubren que posiblemente había sido hecho por alguien famoso. “Ustedes están locas, jamás oí hablar de él, no es como si hubiera sido pintado por Leonardo Código Da Vinci”, puntualizó Homero sin percatarse del error que hizo al mezclar el libro de Dan Brown, que también tiene película, con el nombre del pintor renacentista.
La referencia a Da Vinci en esta caricatura destaca el diverso alcance y reconocimiento del pintor e inventor. Su vida y obra ha inspirado libros, películas, obras de arte, contenidos audiovisuales, documentales, productos de mercadeo y hasta memes en redes sociales.
“Leonardo es ese artista que nos gusta tener en la cabeza mientras hacemos otras cosas”, señala Francisco Omar Ochoa, magíster en Filosofía del Arte. Destaca que la gente considera necesario tener un mínimo referente en el mundo del arte que les permita, al menos, decir algo en una conversación y, según él, Leonardo se presta para eso. En ese sentido, el académico explica que esta necesidad de las masas se encuentra con el arte pop, esa corriente que vuelve sobre las características de la sociedad de consumo alimentándose de referentes, como Da Vinci, para masificarlos.
Más ejemplos
A Da Vinci le han realizado homenajes, parodias y versiones con su figura o la de sus obras. En la historia hay varios ejemplos. Salvador Dalí puso su mirada sobre algunos de los autorretratos de Da Vinci, Marcel Duchamp le puso bigote en un cuadro a la Monalisa y Fernando Botero pintó con su estilo a este personaje de la pintura famosa, pero como una niña.
Y es que hasta una Tortuga Ninja lleva el nombre de Leonardo en honor al histórico personaje, que de acuerdo con investigadores como Mercedes Ezquiaga, coautora del libro Todo lo que necesitas saber sobre Leonardo da Vinci en el siglo XXI, tienen un particular encanto por el misterio que encierra. “Él vivió en una época donde no era lo común escribir sobre cosas personales. A través de sus cuadernos podemos saber lo que estudió y quiso conocer, pero poco sobre sus sentimientos o su intimidad. A partir de allí, la ficción se tomó las licencias posibles para presentar a Da Vinci desde los más diversos ángulos”.
Ochoa puntualiza que un hecho especial que ayudó a que la vida y obra del artista fuera conocida en todo el mundo fue el robo de la Mona Lisa del Museo de Louvre de París en agosto de 1911.
“Los medios masivos de comunicación dirigieron la mirada hacia la obra de Leonardo e hicieron hincapié en los misterios que la rodean, estos intrigaron al público y han sido musa y fuente de inspiración, casi mítica, para miles de creadores”, afirma.
Un mural icónico
La Última Cena es un mural ubicado en el monasterio de Santa Maria delle Grazie en Milán, Italia. Es una de las pinturas más famosas y enigmáticas de Leonardo da Vinci y ha sido la inspiración no solo de Dan Brown para su famosos libro, El código Da Vinci, sino también para decenas de productores que deciden recrear la imagen queriendo imitar la posición de Cristo con los apóstoles tal y como los representó el artista en la pintura.
Lost, South Park, Los Sopranos, Battlestar Galactica, Vikingos, Tío Grandpa, Los Simpson y Dr House son algunas de las producciones que han recreado en sus frames o piezas publicitarias el cuadro renacentista que también ha sido versionado por artistas como Eric Deschamps, con personajes de la saga Star Wars, y Andy Warhol, uno de los mayores exponentes del arte pop que llegó con su representación de La Última Cena hasta el Vaticano.
Para Ómar Mauricio Velásquez, docente de la universidad Eafit, la vigencia de Da Vinci y su reinterpretación por parte de creadores de contenidos de su vida y obra se debe a su cualidad multidisciplinar, a su curiosidad en distintos campos y ciencias.
“Es reconocido icónicamente porque su legado es enorme, prolijo y misterioso, tanto que da para literaturas fantásticas o recontextualizaciones de manera infinita, su obra es la que se puede considerar acreedora de suficientes facetas y recursos para estar en cualquier soporte”, comentó.
En definitiva, Leonardo es para la historia del arte un hombre que “tampoco escapa de la cultura popular que vuelve a él para destacar la genialidad de un hombre que perteneció al selecto grupo de los renacentistas, quienes le devolvieron la luz a la humanidad”, concluye Ochoa.