Por Sergio Villamizar - Colprensa
El artista plástico colombiano Harold Rubio está viviendo ese momento, después de Artbo, la feria internacional de arte de Bogotá, en el que los distintos contactos logrados en los días de feria se empiezan a concretar.
Su trabajo desafía los límites de la creación con plastilina, conectado con el niño interior a través de cada una de sus creaciones.
A diferencia de la pintura, la plastilina ofrece una textura única que da vida a sus obras. Cada una de sus creaciones puede contar con más de 3.000 colores, fusionando arte moderno y clásico, naturaleza y estética eurocentrista, experiencias personales y la influencia de exponentes del mundo del arte.
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Sus obras han sido parte de importantes exposiciones en diversos rincones del mundo, incluyendo Argentina, Brasil, Panamá, España, Francia, Alemania y Estados Unidos.
Participó en propuestas como los 90 Años de Mickey Mouse, con una serie que celebró el icónico personaje de Disney y también trabajó en obras inspiradas en Encanto, la cinta de este estudio inspirada en Colombia, además de un homenaje a uno de los icónicos automóviles en Colombia, con 60 años del Renault 4 y también otra de las Meninas al Viento, una serie que reinterpretó de la famosa obra de Velázquez.
Para su arte, ¿cuál es su feria más importante?
“Miami siempre ha sido una feria que ha tratado mi arte de maravilla. Es allí donde se empuja todo el arte en América Latina, donde va mucha gente a ver y comprar obra, con galeristas de todo el mundo”.
Lo primero que llama la atención de su obra es que es realizada en plastilina...
“Hace parte de un lenguaje muy contemporáneo, pues hace algunos años quién podía imaginar que se presentarían obras de arte con este tipo de materiales, pero la oportunidad se dio de tomar un material usado por niños que permite el juego con el color y las texturas, lo que ha impactado bastante.
Es una forma que se puede llevar a muchos escenarios, pues muchos lo pueden ver como algo muy infantil, pero otros pueden encontrar muchas de las técnicas del arte. Puede abrir un campo inmenso del discurso de la textura, lo cual se puede llevar a muchos escenarios.
La textura es un elemento de comunicación que le da relevancia a la obra. Vivimos en un mundo que está concentrado en el mundo de fotografía, donde cada individuo está generando fotografías, pero en mi obra las texturas no pueden ser reproducidas en las fotografías, hay que verlas desde distintos ángulos.
Existe una experiencia que me encanta con las personas que deben ver mis obras desde lejos, luego desde cerca, para poder confirmar el material utilizado, lo cual me parece lo máximo”.
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¿Cómo se convirtió la plastilina en ese material clave en su obra?
“Siempre trabajé la plastilina como cualquier otro niño, pero me volví obsesionado con ella, hasta que empecé a estudiar artes visuales, donde logré pasar de lo artesanal a imprimirle un concepto artístico, logrando un cruce de líneas. Empecé a apropiar técnicas de pintura con mi trabajo en la plastilina.
Había un elemento discursivo al tomar un material asociado siempre con lo infantil, pero generando imágenes impacto, y encontrándome con otros artistas en el mundo que tienen la plastilina, como grupos en Argentina, así como en Chile, Países Bajos, donde cada quién va logrando su propio lenguaje”.
¿Fue un impacto rápido el que ha generado?
“Afortunadamente se logró. Desde la universidad empecé a presentarme a becas y poder darme a conocer en el mundo del arte, donde galeristas le pusieron el ojo en la obra y creo que desde el mundo del arte mi propuesta ha tenido un gran recibimiento”.
¿Internacionalmente cómo ha sido el impacto de su propuesta?
“Hemos logrado llegar a Alemania, así como a Panamá, Brasil, Argentina, y en Estados Unidos la acogida ha sido increíble, las posibilidades son muchas, que la obra nunca está terminada”.
¿Cómo llegó a trabajar con Disney?
“Hemos realizado dos proyectos con Disney. Hicimos un trabajo especial para los 90 años de Mickey Mouse, con una gran cantidad de artistas increíbles de todo el mundo, a lo que le imprimimos mucha colombianidad, con elementos como las orquídeas, los jaguares, y más con el tema de la botánica.
Luego llegó todo el fenómeno de Encanto, que era aún más interesante porque la película misma trataba de Colombia y debía intervenir la figura de la protagonista, entonces quería profundizar aún más en esos temas de biodiversidad, por lo que fue todo un hit.
Es similar a mi trabajo con Renault e intervenir un R-4, como el carro de la familia colombiana, ahora con estos elementos botánicos”.
¿Cómo le va con la crítica?
“La crítica, ese encuentro con otras miradas, de otras partes del mundo, siempre será vital para el artista y construir su discurso. Cuando mis obras se exponen en Budapest, como lo hacemos ahora con La Venus de Boticelli, la miraban de manera interesante al ser el encuentro de varios mundos.
La Venus es una imagen totalmente europeo céntrica, pero la ven con todos los elementos del mundo del trópico, lo que me gusta mucho, que el discurso no sea sólo para un público local”.
¿Qué viene para usted en 2024?
“Se vienen varios proyectos, entre ellos, una posible residencia en Frankfourt, Alemania, así como exponer en varias galerías e incluso en Miami. También en la parte conceptual se vienen cambios para concentrarme más en el lenguaje contemporáneo, luego de trabajar mucho el lenguaje clásico”