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Hoy se despiden las manos que crean lo bello

Con telas, fibras naturales, arcillas, maderas, los manufactureros de la Región Andina muestran su creatividad en la feria de los trabajos manuales.

  • Blanca Chaparro Elabora prendas con aplicaciones de tela hace 43 años. FOTOS Julio César Herrera
    Blanca Chaparro Elabora prendas con aplicaciones de tela hace 43 años. FOTOS Julio César Herrera
  • Hoy se despiden las manos que crean lo bello
  • Hasta hoy hay tiempo para visitar Expoartesanos, la feria que durante diez días copó las instalaciones de Plaza Mayor.
    Hasta hoy hay tiempo para visitar Expoartesanos, la feria que durante diez días copó las instalaciones de Plaza Mayor.
26 de abril de 2015
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Si la mona se viste de seda... que sea de sedas de Timbío, Cauca, y Anserma, Caldas.

Se preguntarán, ¿cómo pueden trabajar dos grupos tan alejados unos de otros?

Los artesanos de Timbío son millones de gusanos de seda que producen capullos para proteger sus crisálidas, como lo hacen todos sus parientes en el mundo y, claro, hay personas atentas a retirárselos para formar con ellos la fibra natural.

Las artesanas de Anserma son cinco mujeres, Martha, Estela, Constanza, Sandra y Gloria. Se reúnen bajo el letrero Sedas y Punto, en un buen espacio del tercer piso de las galerías de este municipio caldense, un local de 200 metros cuadrados, a transformar las madejas de seda que les envían los caucanos en chales, bufandas, ruanas, caminos de mesa, bolsos, cuellos... con ayuda de telares manuales. Y hasta decoran lápices con fragmentos de capullos, que hacen las veces de plumas de un pajarito, que se mueve mientras uno escribe, anclado en el extremo del borrador.

“Hace tiempos —Martha vino con Sandra a la Feria Expoartesanos; las otras tres se quedaron en este municipio del Occidente caldense, porque la producción, como la de los gusanos, no para—, en Anserma había un grupo de personas que se dedicaba al cuidado de gusanos de seda. Hubo varias subiendas de los capullos. Les vendían la fibra a una organización que ya no existe y terminó desapareciendo esa actividad porque no estábamos nosotras para comprarles la materia prima”.

La Asociación de Madres Cabeza de Familia apareció en 2001. Recibieron capacitación de Artesanías de Colombia en la manufactura de productos de seda, algodón y mezclas de hilos y fique.

Ganaron la Medalla a la Maestría en 2008 y el mejor reconocimiento es que la mercancía que trajeron a la feria se les está acabando. Tal vez regresen a Anserma con un equipaje liviano.

Tela sobre tela

“’¿Doña Blanca, usted por qué no se dedica a bordar solamente, como los artesanos de Cartago?’, Me preguntan cada rato. Y yo les digo que en más de 43 años que llevo de experiencia, sé bordar precioso y tejer con dos agujas. Pero, saben qué, a mí no me gusta. Prefiero mis aplicaciones de tela sobre tela”.

Blanca Chaparro es una “rola legítima” que desde hace diez años se fue a vivir a Facatativa. Como le tiene mucha confianza al pueblo, le dice Faca. Lo suyo son paisajes muy coloridos hechos en recortes de tela. Sobre su mostrador formado con cajas de cartón vacías, se ven batas pequeñas adornadas con niñas jugando a saltar la cuerda en el jardín; camisetas, con árboles y cometas; cuadros con escenas campesinas, como la yunta de bueyes arando la tierra arreados por un campesino, delante de la casa de corredores y techo rojo, y bajo un sol amarillo de rayos bien definidos; cojines con vacas u ovejas, y delantales con frutas y gallinas.

“¡Los muchachos de ahora no deben ni saber qué es una yunta!”, dice esta mujer que en su fisonomía revela su procedencia.

“Las hierbas, las estrellas, las patas de los pollos, los rayos del Sol son bordados. Lo demás, son telitas”.

Su aprendizaje, en esa época que está hundida en su memoria, lo hizo con Artesanías de Colombia, una institución del Ministerio de Desarrollo. Era un curso dirigido a las mujeres del barrio Santa Rosa de Lima y otros cercanos.

Cuenta que cuando comenzaba en esta labor, que siempre ha realizado en su casa, tenía que bocetar en un papel las imágenes que habría de plasmar en las prendas. Y hasta moldes necesitaba para elaborar los árboles, las flores, los pájaros.

Ahora, en cambio, la práctica hizo a la maestra: “los paisajes están en mi mente: cuando veo la prenda me imagino la escena con la que la voy a decorar. Y voy recortando el retacito redondo y amarillo para el Sol, los verdes y curvos para las hojas de las plataneras, en fin, todo”.

Sombreros de iraca

No pueden faltar los sombreros aguadeños. Representando esa tradición centenaria que en ese municipio donde vive el Putas, la Familia Hurtado Mejía, la que tiene la sombrerería Nueva, de la esquina del parque de ese municipio del norte caldense.

Esa familia, que no se ocupa de elaborarlos, sino que los compra hechos a los manufactureros campesinos y ellos se encargan de “beneficiarlos”, como dice José Samuel, “tercera generación de la familia sombrerera”.

Los artesanos entregan los sombreros trenzados, pero sin rematar. De modo que está bordeado por una infinidad de hebras, como bien pueden ser los sombreros de los espantapájaros o como ese sol que dibujan los niños de primer año de escuela: una rueda con sus rayos desordenados y torcidos saliendo del borde de la circunferencia.

El beneficio es, entonces, motilar esas hebras con unas tijeras, poner la cinta, por lo general negra, y coser el borde a máquina para que no se deshilache.

Por supuesto que José Samuel conoce a Rosa Atehortúa García. Una de las más celebradas artesanas de la iraca en ese municipio.

“Rosa es una maestra. Enseña la técnica. No se dedica solamente a elaborar sombreros, sino que también hace flores y otras obras. Ella fue tejedora de mi familia por mucho tiempo”.

Un fogón exhala un vapor de agua, con el que ablandan un sombrero en proceso de elaboración.

“Lo llamamos el descrestómetro”, dice, porque no falta quien pregunte qué demonios es ese aparato y qué función cumple. Vuelve dócil la artesanía y se le puede dar forma más fácilmente.

“El sombrero es la prenda del pasado, del presente y del futuro —dice José Samuel, como digno representante de los paisas vendedores—. Del futuro, porque con el Sol, como está de bravo para la piel, es mejor protegerse” .

150
años tiene la tradición de los sombreros de iraca aguadeños, que se hacen en varias regiones del país.

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