Dice la sabiduría popular que es mejor observar el vaso medio lleno cuando una situación específica amerita realizar un balance entre lo bueno y lo malo.
En el caso de las librerías colombianas, el 2020 fue uno de los años más complejos de las últimas décadas debido a la crisis ocasionada por el covid-19. A pesar de ello, y en medio de las dificultades financieras, lograron mantenerse vivas.
Según las cifras entregadas por la Cámara Colombia del Libro, las ventas cayeron en total un 20 % con respecto al año anterior, cuando valieron unos 500.000 millones de pesos. Sin embargo, es de resaltar que, de las 450 librerías registradas en el país, ninguna reportó haber entrado en liquidación.
Muchas de ellas, tal como lo afirma Enrique González, presidente ejecutivo de la Cámara, seguramente han pasado apuros y se han visto obligadas a reducir personal, pero siguen en pie, en parte, gracias a las acciones lideradas desde la agremiación con miras a amortizar el choque.
Buen impulso
“Las librerías tuvieron una inversión importante por parte de la Cámara Colombiana del Libro, con el patrocinio del Ministerio de Cultura para darles página de comercio electrónico a las que no la tuvieran”, subrayó González.
Ese apoyo -añadió- llegó a 56 de estos pequeños y medianos establecimientos literarios y lograron culminar 2020 despachando encargos a través del canal electrónico.
Además, el líder gremial hizo notar que, en el vecindario de Latinoamérica, Colombia fue una de las mejor libradas en cuanto a la venta de textos, pues en México, por ejemplo, la contracción en las entregas llegaría hasta el 30 % en comparación con 2019.
Hubo solidaridad
Luis Alberto Arango, cofundador y socio administrador de la librería Palinuro, ubicada en el sector del Estadio, en Medellín, reconoció el temor generado por la pandemia en un comienzo. Esa incertidumbre, tal como lo relató, se superó con base en la solidaridad desde distintos frentes.
“Nos ideamos -en compañía de un grupo de amigos que se reune aquí- una figura de bonos para ser redimidos después de la pandemia y nuestros clientes empezaron a tomarlos”, comentó.
Sumado a ello, Arango destacó el respaldo de la Cámara Colombiana del Libro. En primer lugar porque visibilizó a los pequeños distribuidores de textos ante los potenciales lectores. Y Segúndo -agregó- por promover la campaña denominada 'Adopta una Librería'. “El dinero recolectado lo repartieron entre 70 librerías y a nosotros nos llegó una consignación”, puntualizó.
Es así que su rincón literario de 450 metros cuadrados logró sobreponerse a la adversidad y continúa recibiendo a sus visitantes, esos que han convertido a Palinuro en una parte esencial de sus vidas.
Mejor panorama
Muchas personas, según Constanza Escobar, directora del Hay Festival Colombia, han manifestado que los libros se han convertido en la mejor compañía durante esta época de coyuntura. Precisamente por eso, desde su óptica, “este aumento en el interés por los textos impresos, va a repercurir a mediano plazo en que la gente regrese a las pequeñas librerías”.
Con respecto a las perspectivas para 2021, el presidente de la Cámara Colombiana del Libro, comentó que el año ya comenzó con dificultad debido a los nuevos cierres.
No obstante, según estimó, se avisora un buen segundo semestre de la mano de la Feria del Libro y los demás encuentros programados para la segunda mitad del año