Los comerciantes que se ubican estratégicamente en las esquinas de la ciudad amurallada, en Cartagena, tenían que aprovechar el Festival para empezar el 2017 con buenos ingresos. Entre los artículos ofertados están los cuadros con las caras de algunos artistas reconocidos, entre ellos, Beethoven, muy popular en las pinturas; y aunque el compositor alemán no tenga mucho —nada— que ver con esta edición del Festival, ellos, muy astutos lo promocionan bajo el nombre de Mozart:
—Mire, niña, el cantante que era sordo. Ese se le ve lindo en la sala.
El austriaco, Wolfgang Amadeus Mozart —que ni era cantante ni tenía problemas auditivos— es uno de los compositores protagonistas esta semana en el Festival Internacional de Música de Cartagena; las calles, los teatros, las paredes y cada esquina de la ciudad tienen la imagen oficial del máximo triunfo musical en la carrera del artista: Las bodas de Fígaro.
Mozart, sin embargo, no estuvo solo durante el proceso de creación, no podemos sacar de la ecuación a su fiel amigo y libretista Lorenzo da Ponte; este transformó el polémico guión, escrito originalmente por el dramaturgo francés Pierre-Augustin de Beaumarchais, en ese tesoro que Mozart tanto había anhelado y, que también, le abrió el camino para crear otras óperas como Don Giovanni (1787) y Così fan tutte (1790).
Mientras que Beaumarchais fue censurado, Mozart y da Ponte fueron laureados por su versión de la historia, que con un par de modificaciones, pudo estrenarse en Viena el primero de mayo de 1786, a solo tres años de la Revolución francesa. Hoy es una de las óperas más reconocidas alrededor del mundo y Mozart, uno de los compositores más recordados, incluso, en la escena popular.