Tras la reciente muerte del cantante Ozzy Osbourne, nos adentramos en algunos de los momentos que marcaron su vida.
Ozzy Osbourne, uno de los íconos más influyentes en la historia del rock y el heavy metal, falleció este 22 de julio a los 76 años. Con una carrera marcada por el exceso, la controversia y, sobre todo, por una energía musical inconfundible, el cantante británico dejó un legado que va más allá de Black Sabbath y sus años como solista. Estos son algunos momentos que resumen un poco quién era y su impacto cultural.
En 1982, durante un concierto en Des Moines, Iowa, Ozzy mordió la cabeza de un murciélago lanzado al escenario. Siempre se creyó que era una figura de goma, hasta que lo tuvo entre los dientes. El acto se convirtió en uno de los mitos más macabros del rock y consolidó su fama de provocador. En sus memorias aseguraron que pensaba que era un juguete, pero el animal estaba vivo. Años después, tuvo que vacunarse contra la rabia.
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Cuando dejó Black Sabbath y buscaba impresionar a su nuevo sello discográfico, CBS, Ozzy llegó a una reunión con la idea de soltar palomas como símbolo de paz. Pero estaba ebrio y la escena se salió de control. Según testigos, al ver que su gesto no causaba mayor impacto, agarró una paloma, le arrancó la cabeza de un mordisco y la escupió, con sangre chorreando por su barbilla. Así cerró la negociación.
En su autobiografía I Am Ozzy, el cantante relató cómo, en los años 70, Black Sabbath fue invitado por un grupo de satanistas a tocar en Stonehenge. “Les dijimos que se fueran a la mierda, así que nos dijeron que nos pondrían una maldición”, escribió. Ozzy confesó que en una ocasión compraron una ouija y organizaron una sesión espiritista que terminó con todos asustados. “Los únicos espíritus malignos que me interesan se llaman whisky, vodka y ginebra”, afirmó.
En 2002, en pleno auge de su reality show, Ozzy Osbourne y su familia fueron invitados a la Casa Blanca por el entonces presidente George W. Bush.
El encuentro, que parecía irreal desde el principio, terminó siendo un completo desastre para el mandatario. Ozzy, fiel a su estilo, se entregó al bar libre y haciendo de su visita un espacio ameno, a diferencia de Bush, quien según testigos llegó a murmurar: “Esto pudo haber sido un error”. Nunca más se volvieron a ver.
Durante su último concierto de despedida en Birmingham estuvo al lado de leyendas de historia de la música, como Ronnie Wood (Rolling Stones), Steven Tyler (Aerosmith), Billy Corgan (Smashing Pumpkins), Papa Emeritus de Ghost, Travis Barker, Sammy Hagar y Vernon Reid (Living Colour) quienes se unieron en un superjam inolvidable.
El repertorio incluía clásicos de Ozzy y Black Sabbath, como también un potente “Breaking the Law” de Judas Priest. El cierre fue apoteósico: “Walk This Way” se transformó en “Whole Lotta Love” de Led Zeppelin. Un homenaje a la altura de los grandes del rock.
Sin saberlo, ese sería el último adiós de Ozzy Osbourne en vivo al lado de figuras que se influenciaron por su legado. Fue, como su carrera, excesiva, emotiva y llena de música y canciones que han marcado la historia. Como debía ser.
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