El Mamm tiene una colección con 2.421 piezas, un hecho particular para un museo de arte moderno que se supone debe estar pendiente más de la vanguardia que del pasado, señala la curadora Cristina Vasco. Para formarse como institución se le exigía tener una colección, que construyeron los artistas fundadores con obras donadas, y así se fue haciendo hábito recoger lo más representativo del hacer contemporáneo, ya fuera por donaciones o adquisiciones, durante los más de cuarenta años de historia.
La muestra de la colección permanente se aloja en el último piso del Museo, una ventana a la historia, que cada tanto se renueva. Desde este viernes se verá una nueva reinterpretación desde cuatro momentos históricos: la fundación del museo en 1978, el I Coloquio de Arte No objetual y Arte Urbano de 1981, la bomba de la que fue víctima la sede del barrio Carlos E. Restrepo en 1989 y la donación de la obra de Débora Arango en 1984.
Se trata de Versión libre. Sucesos en la Colección Mamm, una exposición con la obra de 56 artistas del archivo y cuatro invitados que entran a discutir el tema del patrimonio y el espacio, pues una colección como la que ha ido construyendo el Museo resulta cada vez más demandante.
Por ejemplo, el artista Pablo Mora, que participó en una de las primeras versiones del Programa C para curadores jóvenes, donó la pieza que hizo para esa muestra, pero el Museo no la pudo recibir por no poder almacenarla, así que se le pidió realizar una nueva que abordara esa reflexión sobre el espacio y la conservación del patrimonio. Otras piezas de la muestra están en decaimiento, por lo que es posible que desaparezcan en los próximos años, como una escultura de sal de Antonio Caro.
Además se pueden ver las particularidades de la donación de Débora Arango, que muchas veces utilizaba el reverso de sus obras como espacio para hacer otros borradores, así que algunas de esas piezas están exhibidas de manera que se pueden apreciar por ambos lados. “Es como ver una obra y media”, dice Vasco.