Martín Alonso Ramírez confiesa que no solo él mantiene presente el título del Critérium del Dauphiné que logró en 1984, también que familiares y amigos se encargan de recordarle esa primera conquista de Colombia en la tradicional competencia, consideraba la segunda en importancia en Francia por la calidad de corredores y por ser previa al Tour.
“Fue un triunfo apoteósico”, dice El Negro, como apodan a Ramírez, lleno de alegría al saber que con esa actuación el pedalismo del país salió más del anonimato para empezar a ganar respeto en el ámbito mundial, después de la conquista, cuatro años atrás, de Alfonso Flórez en el Tour de l’Avenir, también en tierras francesas.
“El tiempo va pasando y a veces trata de borrar las cosas, pero vencer en el Dauphiné es imposible de olvidar porque ningún compatriota había ganado una carrera por etapas en Europa ante profesionales, nosotros aún éramos aficionados, fue lo máximo. Sigue siendo una prueba exigente”.
A sus 59 años de edad y con voz pausada rememora que a esa competencia llegaron prácticamente como desconocidos.
“Imagínese que estaban las grandes luminarias de la época: Bernard Hinault, Greg Lemond, Pascal Simon, Stephen Roche, Sean Kelly, Robert Millar... en fin, el único que faltó fue Laurent Fignon. La prensa europea era asombrada con el rendimiento que exhibíamos ya que llegábamos de un país subdesarrollado, con menos años en el ciclismo y con un equipito escogido a última hora, fue una sensación”.
Representaban a la escuadra Leche la Gran Vía, y estaba integrada a la vez por Pablo Wilches, el otro que logró terminar la prueba, Alirio Chizabas, Armando Aristizábal, Reynel Montoya y Francisco “Pacho” Rodríguez, bajo la orientación de Marcos Ravelo.
Viajaron de manera apresurada, luego de correr una Vuelta a Colombia. No tenían uniformes, los compraron en un almacén en suelo europeo. “Las camisas eran de color rojizo, tirando a marrón, no tenía ningún aviso de nuestro país ni de patrocinadores. Llegamos un poco a improvisar. Recibimos bicicletas prestadas de la marca Mavic, pero en algunos casos sin las medidas respectivas, lo que ocasionó que algunos compañeros se retiraran al presentar dolencias en las rodillas, pues por la corta estatura no se acomodaban a ellas, eso sumado al frío y nieve que nos tocó soportar por los días de mayo, eso fue una locura. Todo eso pasó factura porque no estábamos acostumbrados a ese clima”.
Momento de gloria
En la carrera, Pacho Rodríguez ganó dos fracciones y era líder en la penúltima etapa, pero un dolor en la rodilla lo hizo bajar de la bicicleta.
Ese día, el 3 de junio de 1984, en el recorrido de 178 kilómetros entre Fontanil y Col de Rousset, Hinault era segundo en la general a 3 minutos y 52 segundos de Pacho y Ramírez cedía 4.12.
“Bernard atacó casi que desde la salida, dominando los primeros cuatro puertos de montaña, pero pagó caro el esfuerzo, como decimos aquí, le dio la pálida. Lo alcanzamos y logramos descontarle tiempo para pasar a comandar la carrera”, comenta Ramírez, quien en la jornada final, en la que se disputaron dos fracciones, una en línea y otra cronoescalada, supo defender la ventaja para derrotar en la general a Hinault por 27 segundos. El galo acumulaba hasta ese momento cuatro títulos del Tour de Francia.
“El ciclismo siempre ha sido el mismo indiferente de la época, en el sentido que sigue siendo duro y competitivo. Tal vez nosotros hacíamos mayor kilometraje, pero no se iba a tope como sucede ahora, cuando los organizadores buscan espectáculo desde el comienzo. Nos tocó bicicletas que pesaban entre 10 y 12 kilos, las del presente son de 7 y hasta menos. Creo que los cambios que se han presentado son para bien, pues hay más tecnología y mejor acceso a las comunicaciones, en el pasado las transmisiones eran por teléfono y fax”.
Martín Alonso siente orgullo saber que su camada le abrió puertas a otras, y que fueron fuente de inspiración para otras generaciones.
“Ahora los pedalistas hacen prácticamente su escuela en Europa, lo que permite que lleguen con experiencia y sin presión a las grandes carreras. Recuerdo que pisé ese continente con 23 años. Para uno es un honor ver que nuestros corredores gocen de respeto ante los demás y que sean favoritos en una prueba como la que inicia mañana -hoy-, con nosotros no era igual, de ahí el valor de esa victoria”.
No duda que el rival a vencer para el Dauphiné y el Tour de Francia, que comienza el 29 de agosto, es el esloveno Primoz Roglic. “Pese a esta temporada atípica, veo muy bien a Egan Bernal y a Nairo Quintana, y esperemos que Rigoberto Urán, Sergio Higuita, Daniel Martínez y Miguel Ángel López adquieran su mejor forma para que nos sigan dando gratas noticias. Desde el Dauphiné comienza el ciclismo del bueno”, finalizó Ramírez, quien en la actualidad, además de montar todos los días en bicicleta por Bogotá, está al frente de sus negocios de farmacia y servicios de transporte.