Es una labor difícil. Se trabaja bajo presión. Tienen pocos segundos para resolver los problemas que se les presentan. Deben hacerlo bien. No se pueden equivocar. Un error de ellos podría costarle a un equipo de ciclismo el esfuerzo que ha hecho durante una etapa.
Un desacierto, un segundo de más cambiando una llanta o el marco de una bicicleta, podría llevar, incluso, a que la escuadra para la que trabajan pierda la clasificación general de una carrera. Por eso, lo que hacen los mecánicos de los equipos de ciclismo es una tarea complicada.
Adrenalina pura
Para cumplir con su trabajo se requiere una contradicción. Es necesario que las glándulas suprarrenales del cuerpo produzcan mucha adrenalina, para poderse “tirar” del carro en el que van, mientras este aún está en movimiento.
El compuesto químico, que suele darle más fuerza de la normal a las personas, también es necesario para que puedan cargar las dos ruedas (una delantera y una trasera), en el caso de que por el radio tour de la carrera les hayan avisado que el ciclista al que tienen que ayudar pidió cambio de llanta porque se pinchó.
Además, se requiere para desenganchar el marco de la bicicleta de repuesto, bajarlo de la parte de arriba del carro, ayudar al pedalista a montarse y luego empujarlo para que retome el ritmo de competencia, en caso de que el deportista haya pedido un cambio de tándem por falla mecánica.
Pero también es necesario que el mecánico tenga la capacidad de sustraerse de sus emociones, que logre mantener la cabeza fría, serena y en los pocos segundos que tiene para cumplir su labor pueda tomar una buena decisión.
De Itagüí, para el mundo
Eso lo sabe muy bien Juan Felipe Vallejo, un joven delgado, de piel trigueña y corte de cabello tipo mohicano corto, al estilo Medellín. Él, que lleva tres años trabajando como mecánico de equipos de ciclismo, habla con un marcado acento paisa y a sus 25 se convirtió en uno de los maquinistas del equipo colombo-mexicano Petrolike, que participará en la cuarta edición del Tour Colombia 2.1., que se correrá desde este martes hasta el domingo 11 de febrero, en Boyacá y Cundinamarca. Vallejo, que es tranquilo, sereno, dice que cacharrear una bicicleta para él no solo en un hobby, sino una pasión, algo que le genera felicidad y de alguna manera le da sentido a su vida.
El gusto por la mecánica de las bicicletas es hereditario, algo que está enquistado en su familia. Su hermano Sneyder, que tiene 27 años (de los que leva 10 trabajando como mecánico) trabaja en el Orgullo Paisa y fue el primero de la casa que se acercó de manera profesional al arreglo de las bicicletas con escuadras que compiten en carreras.
Juan Felipe, que creció en el barrio Balcones de Sevilla de Itagüí y toda la vida ha sido muy cercano a su hermano, se sintió atraído por esta actividad desde que tenía 13 años. A esa edad se encarretó con el ciclismo. Primero empezó a entrenar con la intención de ser pedalista profesional. No se le dio la posibilidad. Sin embargo, quiso continuar ligado al deporte de las bielas. Por eso echó mano de algo que desde pequeño le gustaba hacer: armar y desarmar bicicletas. Cuando su hermano entró a este mundo a él también se le abrieron puertas.
Empezó “regalando su trabajo”, ofreciéndose para ayudar a otros mecánicos con la intención de aprender. Y tuvo buenos maestros. En el inicio de su carrera se acercó a “El Flaco” Flórez, quien fuera mecánico de pedalistas como Lucho Herrera durante sus mejores años en el pelotón internacional.
Felipe mostró que tenía talento. Su habilidad para aprender rápido, así como la pasión que siempre desbordaba, llevaron a que en 2021 el entrenador Carlos Mario Jaramillo le diera la oportunidad de ser uno de los mecánicos de la Selección Colombia de ciclismo.
“La experiencia fue muy bonita. Pude compartir con corredores de grandes equipos y encontrarme con gente de mucha experiencia. Además, el profe Andrés Torres también me tuvo en cuenta para acompañarlos en unos Juegos Panamericanos. También trabajé con el Staff de pista cuando hacían carreras de mujeres y juveniles”, aseguró desde Tibasosa, Boyacá, lugar en el que está reunido con sus compañeros del Petrolike desde el sábado para preparar el material que van a utilizar en la carrera.
Después del equipo nacional, Vallejo tuvo la posibilidad de irse a trabajar con su hermano al Orgullo Paisa. Al principio lo empezaron a llevar a algunas carreras. Después formó parte del equipo que viajaba a todas las competencias. Estuvo en la escuadra antioqueña hasta finales del 2023, cuando por el cambio de administración departamental le dijeron que no contarían más con él.
Ahí fue cuando apareció la oportunidad de ir a trabajar con el Petrolike. Se la dio el entrenador Luis Cely. Ya estuvo en la Vuelta al Táchira con el equipo (fue el campeón). Después del Tour Colombia alistará maletas para irse a Europa y acompañar a los corredores sub-23 en competencias clásicas y el Tour de Francia juvenil. “Eso fue algo que siempre soñé. Allá está el ciclismo de verdad y estoy muy feliz por tener esta oportunidad”. Ahora, Vallejo espera demostrar que el pedalismo colombiano también exporta muy buenos mecánicos.
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ediciones se han realizado del Tour Colombia. Las anteriores fueron en 2018, 2019 y 2020.