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Ser profesionales y contar con más de 8 años de carrera en la Selección, son algunos de los argumentos que, según lo expuesto por Melissa Ortiz, le dieron a ella y a su compañera Isabella Echeverri, la fuerza para denunciar e iniciar una campaña con la que buscan un trato digno para el fútbol femenino.
EL COLOMBIANO habló con Melissa, jugadora radicada en Nueva York.
¿Cuándo nació la idea de hacer esta denuncia?
“Me reuní con Isabella luego de Juegos Suramericanos, mi última participación fue en 2016, y noté que las cosas no estaban bien, no había organización ni apoyo, entonces nos encontramos en Miami y hablamos. Empezamos a mirar qué podíamos hacer, y luego llegaron cosas como las ofensivas palabras de Gabriel Camargo y la publicación de “La Liga Contra el Silencio”, en la que se denunciaban algunas irregularidades. Dijimos, entonces, que si no era ahora, cuándo. Y si no lo hacemos nosotras, ¿quién? No tenemos nada que perder, estuvimos por más de 8 años en la Selección. Ahora somos graduadas, con maestrías y tenemos la madurez para hablar y pedir respeto y trato digno”.
¿Cuál es el objetivo de estas denuncias?
“No buscando equidad, que el fútbol femenino tenga visibilidad y transparencia por todos lados, en la Federación, la Liga, la Dimayor, que las mujeres tengan más oportunidades, porque a nosotras el fútbol nos dio la posibilidad de estudiar becadas y salir adelante”.
¿Por qué contar ahora, y no antes esas irregularidades?
“Estamos más maduras, y consideramos que debemos hacer visibles esas anécdotas donde fuimos vulneradas para que no se vuelvan a presentar, porque no es justo que te envíen un uniforme sucio para competir, o que luego de un torneo te quiten el uniforme, que una jugadora (convocada) tenga que pagar sus tiquetes internacionales para poder ir a la concentración. Esta lucha es para que las futuras generaciones tengan el respeto que se merece y también el apoyo del país y de la Federación”.
¿Han tenido respuesta de Federación o Dimayor?
“Nada, solo silencio”.
¿Desde cuándo empezaron las inconformidades?
“Siempre las hubo, desde que empecé en 2009 en la Selección, pero éramos inexpertas, teníamos esa ilusión de estar en la Selección y las dejábamos pasar, pero cuando empezamos a jugar y estudiar en el exterior tomamos conciencia y comprendimos que merecíamos más apoyo, y por eso desde el 2014 empezamos a quejarnos. Ese año hicimos una campaña y logramos que la tv transmitiera la Copa América, y así tener más visibilidad. En 2015 con la ayuda de la Asociación Colombiana de Futbolistas Profesionales (Acolfutpro) redactamos una carta dirigida a Luis Bedoya para pedirle un trato digno pero, por miedo, muchas no firmaron y no se entregó. En 2016 hicimos otra y esa sí se la dimos a Álvaro González, quien nos prometió ayuda pero nunca pasó nada. Dejamos de insistir porque pasó lo de Daniela (Montoya) que denunció y nunca más fue llamada a la Selección, teníamos miedo”.
¿Nunca les dieron nada?
“Nos llevaron a concentraciones en el exterior, eso era algo que pedíamos. Fuimos una semana a China, a Estados Unidos y a Venezuela, pero nos quitaron los viáticos y no nos daban tiquetes para viajar a concentrarnos”.
¿Hasta dónde quieren llegar con esta denuncia?
“Queremos saber cuáles son las políticas para el desarrollo del fútbol colombiano, qué porcentaje de dinero es destinado para el fútbol femenino, qué hacen la plata que ingresa por patrocinios, por venta de uniformes y por otros conceptos. Dicen que son dolientes del fútbol femenino, pero demuestran todo lo contrario”.
¿Qué piensan de la Liga?
“Allí tampoco hay respeto, juegan con la vida de las jugadoras, de un momento a otro la cancelan o la postergan, y no cumplen las normas de la Conmebol que dice que cada club profesional que está en la Libertadores o Sudamericana debe tener un equipo femenino profesional y otro a nivel de formación y no están cumpliendo esa norma” .