por juan felipe zuleta valencia
Lo que nadie quiere escuchar lo dijo el virólogo alemán Jonas Schmidt-Chanasit, colaborador de la OMS, quien fue tajante: “Estoy convencido de que solo se podrá volver a jugar fútbol el año próximo. No creo que sea realista pensar que esta temporada pueda terminarse”.
Claro, su declaración se basa en argumentos netamente científicos, y está bien que así sea. Es su campo. Sin embargo, que su advertencia se traslade a la realidad implicaría tantos componentes que superaría con creces las consecuencias de que, por ejemplo, se cancelen los Olímpicos.
A continuación exponemos cinco hipotéticos escenarios que se presentarían de hacerse realidad el postulado del alemán.
1. Dinero por la borda
Según Gianni Infantino, presidente de Fifa, el fútbol mueve al año 200 mil millones de dólares, aunque Forbes ubica esa cifra, sumando otras variables de negocio, en US$500 mil millones.
Anticipando pérdidas semejantes los primeros que saltan a la vista son los jugadores. Sin embargo, gracias a los contratos a largo plazo y altos salarios son los más cubiertos si el fútbol llegase a parar tanto tiempo. El deber entonces sería proteger a las personas que viven de la dinámica de este deporte. En Italia propusieron rebajar salarios de futbolistas para redistribuir mejor el dinero entre toda la cadena que involucra la realización del fútbol.
2. La burbuja se desinflaría
Una de las consecuencias positivas, por así decirlo, que esperan diversos expertos en Europa es que el mercado de pases retome cifras razonables. En los últimos cinco años la transferencia de 65 jugadores superó los 50 millones de dólares. Antes de ese periodo solo 5 futbolistas en la historia habían alcanzado esa cifra. La forzosa austeridad a la que se tendrían que someter los clubes acabaría con esta tendencia y estabilizaría el mercado. Esto supondría el fin del dominio de un puñado de clubes que son los únicos capaces de moverse bajo las cifras actuales.
3. Habría un nuevo orden
Clubes como Manchester City, Madrid, PSG, Chelsea, entre otros, adelantaron por años la estrategia de fichar a las mejores figuras y acaparar las promesas africanas y suramericanas. Esto repercutió en el nivel del balompié de dichos continentes. Suramérica, por ejemplo, al sufrir la fuga masiva de talentos ha visto como pierde competitividad frente a europeos al punto de llevar 7 años sin ganar el Mundial de Clubes y 18 la Copa Mundo, ante la supremacía europea. La crisis económica en Europa que anticipó la Uefa recién echaría abajo esa estrategia y le permitiría que los futbolistas talentosos se redistribuyan mejor y por más tiempo entre equipos suramericanos y africanos.
4. El fin del frenesí
Con la llegada del dinero producto de los derechos de transmisión televisiva, los jerarcas del fútbol, liderados por Infantino desde la Fifa, promovieron la proliferación de nuevos torneos y ampliación de competencias tradicionales para obtener más ganancias. Las consecuencias, según la Fifpro –sindicato de futbolistas profesionales– las pagaron los jugadores, pues el 64% de ellos en todo el mundo, dice Fifpro, no goza del descanso prudente para su recuperación física. Para el experto en marketing, Juan Carlos Ángel, el modelo de negocio actual en el fútbol es insostenible.
5. Recuperaría su esencia
El historiador de la U. Nacional, Miguel Merino Loaiza, cree que un freno semejante en el fútbol sería la oportunidad para que recuperar algo de su esencia perdida en los últimos años por el afán económico.
“Tras la disolución de Unión Soviética y las guerras yugoslavas, el fútbol aumentó su importancia y fue fundamental para recomponer tejidos sociales y cuturales en esos países involucrados”, explica.
Luego de la sacudida que ha traido y la pandemia del Covid-19 y las consecuencias que desencadenará, este deporte ayudaría a sobrellevar mejor los cambios que se avecinen una vez la crisis sea resuelta.
