El fútbol contemporáneo no es solo goles, acciones bonitas y equipos que juegan como si fueran un reloj suizo. No. Ahora el balompié también es dinero, dólares, euros, billete que circula por todas partes y parece tener el poder de comprarlo todo, hacerlo todo.
Por eso, en los últimos años equipos de países que no tienen una tradición futbolera, pero sí chequeras largas como Arabia Saudita y Estados Unidos han seducido a estrellas mundiales como Cristiano Ronaldo, Lionel Messi, Karim Benzema, Ngolo Kanté, que se acercan al ocaso de sus carreras y estamparon sus firmas en contratos multimillonarios que les permiten tener una vida lujosa: carros, ropa, casas, viajes y comida de lujo.
Pero lo que se ha logrado, que se dio después de que referentes como las estadounidenses Megan Rapinoe y Alex Morgan, la brasileña Martha y la española Alexia Putellas emprendieran procesos legales y conversaciones extensas con los representantes de los entes rectores del fútbol de sus países, no ha sido suficiente.
La diferencia salarial entre Morgan, que es la mujer mejor pagada del mundo y Cristiano Ronaldo, el hombre que mayores ingresos recibe, es abismal: 128.9 millones de dólares. La delantera estadounidense, de acuerdo con información de la revista Forbes, tiene ingresos anuales por 7.1 millones; mientras que el portugués, que ya está en los últimos años de su carrera, gana 136 millones.
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Incluso, aunque la Fifa se propuso romper de manera definitiva la desigualdad en la bolsa de premios para el Mundial femenino de 2027, la diferencia entre el dinero destinado para premiar a los equipos en el Mundial de Australia y Nueva Zelanda, y el que se destinó para Qatar 2022 es estremecedora: 110 millones de euros para el de mujeres; mientras que para el de hombres se dispuso de 400 millones.
Otra cifra que esboza la amplia diferencia que hay entre el fútbol masculino y femenino es que el fichaje más costoso de la historia del balompié jugado por mujeres fue el que hizo en julio de este año el Manchester City, de Inglaterra, que pagó 400.000 euros al Wolfsburgo de Alemania por quedarse con la ficha de la mediocampista neerlandesa Jill Rood; mientras que el traspaso más caro de la historia del deporte masculino sigue siendo la llegada de Neymar al PSG en 2017, cuando el cuadro parisino le desembolsó 222 millones de euros al Barcelona.
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Todo esto es una muestra de que, aunque se ha logrado avanzar en la equidad salarial entre los hombres y las mujeres, aún falta más compromiso por parte de organismos como la Fifa, las federaciones nacionales y los patrocinadores, para que la labor que ellas cumplen en la cancha sea remunerada igual que la de los hombres. Ese es un techo de cristal que aún no se ha podido romper.
La deportista de 37 años era la gran estrella de Brasil, que quedó eliminada, de manera prematura, en la fase de grupos del Mundial en Australia y Nueva Zelanda, luego de terminar, con cuatro puntos, en la tercera casilla del Grupo F, detrás de Francia y Jamaica. En la jornada del miércoles también quedó por fuera Argentina, que perdió 2-0 con Suecia y terminó última de la Zona G con un punto.