La liga profesional de fútbol femenino que comenzará el próximo año en Colombia y que cristalizó una lucha de dos décadas le costará cerca de 6.000 millones de pesos a la Dimayor en 2017. Y, en principio, tiene aseguradas tres ediciones.
La rectora pagará todo (arbitraje, uniformes, transporte, escenarios, entre otros), excepto las nóminas que les corresponderá a los clubes. Se calcula que cada equipo gastará 500 millones de pesos en este rubro por temporada.
Así lo reveló uno de los asesores de Jorge Perdomo, quien agregó que ya están los patrocinios y que solo faltan pequeños detalles del reglamento para los 18 conjuntos que finalmente confirmaron su participación. A diferencia de los hombres que tienen dos torneos al año, las damas solo jugarán un campeonato.
Una de las dudas que existe entre los seguidores del balompié es cómo harán para armar elencos competitivos en un país donde hay pocas jugadoras de alto nivel, pues se necesitan unas 450. La Comisión tuvo en cuenta este aspecto y definió que, para conformar las plantillas de 20 o 25 futbolistas por plantel, cada uno puede inscribir 8 extranjeras, 8 aficionadas a prueba que salen del torneo Interclubes de la Difútbol y el resto profesionales criollas.
Así las cosas, el nacimiento del rentado femenino tendrá similitud al masculino de 1948 cuando a los clubes nacionales llegaron muchos argentinos como refuerzos.
Chicas de Venezuela, Brasil y Ecuador seguramente tendrán amplia presencia en el arranque del certamen. La cifra de foráneas bajará a máximo 6 en 2018 y a 4 en 2019.
En la actualidad se tramita un acuerdo con la National Collegiate Athletic Association, entidad que regula el deporte universitario en EE. UU. La intención es que las 50 o 60 jugadoras colombianas que están becadas en instituciones de ese país vengan a participar sin perder sus beneficios, pues allí no reciben a nadie que haya tenido un contrato como deportista profesional.
Otra opción que se tiene es repatriar chicas que actúan en diferentes ligas del mundo, algo que seguramente se dará porque los salarios estarán por encima de lo que ganan en Europa, por ejemplo.
El error del G-8
El único club del denominado G-8 que aceptó participar en la Liga de 2017 fue el América, que se reforzó con Catalina Usme y Nicole Regnier. Nacional, DIM, Junior, Millonarios, Tolima, Cali y Caldas dijeron no, a pesar de que la Fifa, a través de la Conmebol, obliga a tener un proyecto femenino. En caso contrario, no podrán participar en la Copa Libertadores y otros torneos masculinos internacionales.
Ante su negativa, en 2018 llegarán a la liga profesional de las damas en la segunda división, mientras que los 18 que aceptaron la convocatoria mantendrán la categoría, pues habrá ascenso y descenso.
En aras de buscar la calidad, en el futuro el torneo se proyecta para que en primera división solo haya 12 equipos o un poco más, como sucede en Argentina y Brasil.