En medio de una gran incertidumbre cerrará esta temporada el futbolista Andrés Ricaurte, quien en 2020 fue transferido al FC Dallas de la MLS, procedente del Independiente Medellín.
En entrevista con EL COLOMBIANO, el futbolista entregó un parte positivo sobre su adaptación al balompié internacional. Aunque quisiera jugar más, él prefiere sacar lo mejor de cada momento.
“Estoy disfrutando de una nueva cultura, desde la parte deportiva no he tenido mucha participación o por lo menos no tan constante como uno quisiera, pero estoy aprendiendo, todos los días se aprenden cosas, se entrena y se prepara uno para mejorar”, manifestó desde EE. UU.
Ricaurte considera que está en buena forma en lo físico y en lo futbolístico, y eso lo llena de tranquilidad: “Siento que estoy bien, en muy buenas condiciones, gracias a esa dedicación y a ese esfuerzo que hago durante el entrenamiento. Independiente si en la competencia participo o no, disfruto de cada momento”.
¿Lo comprarán?
La permanencia del antioqueño en la MLS está en veremos. Por los términos en los que se realizó el préstamo con el DIM, ya no es obligación para el equipo norteamericano adquirir sus derechos. Solo tenía que hacerlo si el deportista era titular en ocho partidos en 2020 y en 16 en 2021. Aunque la temporada anterior superó esa cifra, este año no alcanzó el mínimo.
“Ya no se cumplió la cláusula para la compra obligatoria, que debía tener una cantidad específica de partidos jugados, ya esa cifra no se alcanzó, pero siguen teniendo la posibilidad de hacer uso de la opción de compra. Ya es decisión del club, ya perdió su obligatoriedad”, explicó el zurdo.
Andrés no renuncia a la posibilidad de quedarse en ese país, pero tiene que esperar qué define su actual club: “Aguardo que el Dallas tome una decisión, hasta ahora no nos han dado una definitiva, ya veremos qué pasa”.
De cal y de arena
Ricaurte ha disfrutado su paso por el balompié internacional, en el que ha tenido momentos difíciles y otros muy satisfactorios. Entre lo que considera más complejo, está el hecho de “estar lejos de la familia”, especialmente por su hija que está pequeña. “El tiempo que estuvimos en Colombia con ella fue durante la pandemia, entonces no ha podido relacionarse mucho con los familiares, compartir de cerca con sus abuelos, tíos y primos”.
Aunque vivir en EE. UU. también tiene aspectos positivos: “Muchas cosas, yo creo que en lo cultural acá es todo muy tranquilo, tenés todas las comodidades, deportivamente estoy en un club que trabaja a la perfección, que tiene bien diseñado su estructura y he aprendiendo mucho”.
Su presencia allí también ha sido un reto desde el idioma. “La base de mi inglés no es muy buena, pero tenemos la ventaja de que en Texas, donde estoy, hay mucho latino, especialmente mexicanos. Entonces casi siempre encontrás una persona que habla español y las que solo dominan el inglés, te tienen paciencia y logras darte a entender”