Luego de la euforia y los festejos llega el momento del análisis sobre la campaña del Medellín, que le permitió alcanzar la sexta estrella en la Liga Águila.
Tras un irregular comienzo de torneo cuando fue 14° y 10° en la segunda y tercera fechas (en la primera, 8°), el Poderoso empezó su camino ascendente y desde la cuarta jornada siempre se ubicó entre los ocho mejores. Es decir, que en 18 fechas estuvo clasificado y con un agregado: en las últimas cuatro fue líder y terminó como el mejor de la tabla de reclasificación.
Un bache futbolístico promediando el certamen por poco genera crisis e inclusive se habló de que a Leonel Álvarez le habían dado dos partidos para mejorar. Los directivos señalaban que con la actual nómina el equipo tenía que estar en las primeras cuatro casillas. Entonces vino la reacción y superando varias dificultades.
Primero, la lesión de Elacio Córdoba, un lateral con el que se habían hecho planes en la estructura de la defensa.
Más tarde el que presentó problemas fue Didier Moreno, ausente en las finales; Juan Fernando Caicedo y el propio Luis Carlos Arias.
A eso se le suma la convocatoria de Daniel Torres a la Selección Colombia. Pero el DIM, apuntalado en la base que tenía desde el año pasado cuando avanzó hasta semifinales, y en la continuidad, recuperó su fútbol para volver a ser campeón.
Un logro al que también se le debe sumar el apoyo de los dirigentes y el respaldo de la afición que lo hizo sólido en el Atanasio Girardot .