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Desde las primeras manifestaciones del fútbol femenino en Antioquia, década del 70 del siglo pasado, la presencia masculina ha estado ahí. Poca, pero valiosa, coinciden las pioneras Margarita Martínez, Luz Estela Zapata y Liliana Zapata.
Manos amigas de la dirigencia, la empresa privada y la dirección técnica les han brindado apoyo en su lucha por la equidad, visibilidad y respeto.
En esa historia que han construido hay lugares especiales para el médico Rubén Sánchez que patrocinaba el equipo Danza Azul y el masajista Hernando Hernández, al que le faltaban las dos extremidades inferiores y aún así impulsaba el elenco Apolo, ambos a finales de los 80.
También para el técnico y músico Tony del Mar que dirigió la primera Selección departamental (1991), los directivos Arturo Bustamante (q.e.p.d.), quien les abrió las puertas de la Liga, Roberto Hoyos (q.e.p.d.) y Mauricio Parodi; empresarios de la calidad humana de Marco Antonio Roldán y William Montoya, y entrenadores que las han llevado a la consagración.
En este capítulo hay que resaltar que de los 14 títulos que acumula Antioquia, 9 (64 por ciento) han sido obtenidos por hombres. El primero en festejar desde el banco con las paisas fue Álvaro Restrepo, triple campeón entre 2004 (uno en Juegos Nacionales) y 2005, a quien se unieron el más ganador Gerardo Londoño (2015 -3- y 2018), Armando Londoño (2013) y Jaime Hoyos (2018).
“Y me fui quedando ahí, con la misión de enlazar lo académico con lo deportivo”, relata este profesional que tres años después ya era asistente de Margarita Martínez en el combinado paisa, y en 2004 asumió el cargo como técnico principal, en el que estuvo hasta 2007.
Dice que lo más gratificante de su labor es ver la evolución de las niñas como atletas y como personas, “al exhibir comportamientos acordes, con valores, e interesarse por el estudio y hacerse profesionales para el campo laboral”.
A sus 37 años indica que en Antioquia ha faltado respaldo de los clubes profesionales para tener mejores divisiones menores en la rama femenina, un vacío que intentan llenar equipos aficionados como Molino Viejo (es el coordinador allí y seleccionador en el Inder Medellín) y Formas Íntimas en los que hay una preocupación por la labor social.
Como docente del Jaime Isaza Cadavid y el Politécnico Superior de Colombia, y con vínculos en el Sena, les ha mostrado a las futbolistas las bondades de la academia. Y en calidad de padre de familia (30 años de casado con Marta Ligia Álvarez, de cuya unión nacieron Juan Álvaro y Valentina, ya mayores) ha sabido ganarse su confianza.
Es tal su compromiso que en su casa han vivido talentos venidos de Urabá. Allí, con su esposa e hijos, aparte de brindarles cariño, les ayudan con las tareas, a conseguir guayos, tenis y otros elementos para la práctica deportiva.
Cuando se le indaga por el secreto para triunfar como entrenador de mujeres, responde que la clave está en los procesos: “Iniciar con ellas desde niñas para que tengan un crecimiento de base integral con el acompañamiento de las familias. Así van desarrollando su espíritu deportivo y académico, y cuando tenés eso, la convivencia con ellas se hace más fácil”.
Añade que hay que saber entenderlas, respetar sus espacios y darles directrices de comportamientos. “Un proceso transparente, tranquilo, en el que se les inculca la responsabilidad para su vida privada y productiva”.
Reitera la importancia de que los entrenadores sean profesionales íntegros, pues como anota, “no puede ser cualquiera y menos quien piense que con el fútbol se van a tapar de plata”.
Gerardo Londoño, cuatros veces campeón con Antioquia (infantil, prejuvenil, juvenil y en Juegos Nacionales) confiesa que llegó al fútbol de mujeres por hobby, aparte de la solicitud de su amigo y dueño del club Paranaense (hoy Atlético Rionegro), Bianey Castro.
Su primera competencia tiene una historia simpática. Camila Cardona jugaba con el equipo de niños del Ponyfútbol y cuando fueron a hacer la inscripción para la ronda final no se lo permitieron, por reglamentación. Para evitar la frustración de la pequeña se fueron a los colegios y armaron un elenco femenino que sirvió de base del proyecto y que luego participaría en el Pony y en los torneos de la Liga. Ahí empezó para este administrador de Sistemas un camino exitoso que, el año pasado, lo llevó al Mundial sub-17 en Uruguay como asistente de Colombia.
Aunque el proyecto de Rionegro acabó en 2015 y las jugadoras emigraron a otros elencos, él continuó con la Selección del municipio que dirigía paralelamente, con la cual siempre alcanzó medallas de plata y bronce en los Departamentales.
Consciente de su responsabilidad como estratega, hizo la tecnología de Entrenamiento Deportivo en el Sena. Su trabajo y rendimiento llegó a oídos de los dirigentes que, en 2015, le entregaron la Prejuvenil y la Juvenil de Antioquia y con ambas alcanzó el título. En 2017, con el nacimiento de la Liga Profesional, el América lo contrató, pero al año siguiente retornó y esta vez con la Infantil sumó otra corona.
“Estuvimos en 7 torneos, ganamos cuatro, fuimos dos veces subcampeones y en otro semifinalistas. Hoy en día trabaja con Amaranto Perea en el club profesional Leones (primera B) como analista de video y encargado del proyecto de fútbol femenino.
Gerardo (casado con Viviana Zapata y padre de Amelia, de dos años) asegura que lo más difícil con las mujeres es llenar los vacíos de fundamentación técnica y motriz con los que llegan, “aunque las brechas se están cerrando”. Por eso defiende el trabajo desde las bases con respeto y disciplina para ganarse la confianza de ellas y seguir construyendo juntos un camino sólido.
Mauricio parodi díaz
Presidente ejecutivo de Liga de Fútbol