A las 4:30 de la mañana, Alejandro Ruiz ya está en pie para comenzar su jornada diaria, que empieza 30 minutos después con dos horas de ciclismo.
Luego saca un rato para ir a la ducha, sin perder mucho tiempo, y partir al trabajo. Desde los 18 años pasa entre rueda y rueda, arreglando motos, su gran pasión.
Lleva nueve años como mecánico, que le han servido para desenvolverse en el medio y darle inicio a una de sus locuras: ser piloto de carreras.
“Era como un sueño, porque este es un deporte que cuesta y la verdad, no tenía los suficientes recursos económicos como para hacer una temporada, pero me le medí a algunas carreras y me fue bien”, dice Ruiz.
Como nunca le han gustado las cosas a medias, decidió dedicarse de lleno al motociclismo, con una meta única, ser campeón. “Nada ha sido fácil, pero cuando uno quiere algo sabe que para conseguirlo no es que deba hacer sacrificios, hay que asumir responsabilidades, porque siempre he pensado que correr y hacer lo que hago no es un sacrificio para mí”.
Se refiere no solo a levantarse para montar en bicicleta, trabajar varias horas como mecánico y por la noche ir a piscina. “Eso me obligó a ser muy sano, a nada de parrandas y llegar temprano a la casa. Soy una persona que no bebe y como lo que me alimenta”.
Reconocimiento
Esa entrega le ha valido ser hoy un piloto muy reconocido a nivel nacional, porque acumula varios títulos en diferentes categorías. “Hace cuatro años, en el autódromo de Tocancipá, conseguí mi primer título en 150 c.c. No lo creía, la emoción fue mucha. De ahí para acá siempre he ganado”.
Son nueve títulos en cuatro temporadas. El año pasado fue el número uno en 150 c.c. y 200 aire, y este año la meta va mucho más allá.
“Yo todo lo que consigo trabajando y por patrocinios lo invierto en motos. Me endeudo para conseguirlas, pero gracias a los patrocinios salgo adelante. Este año voy por cuatro coronas, porque también estoy en 200 agua y mi nueva categoría la Ninja 300”.
Reconoce que tiene condiciones para seguir mandando en el motociclismo colombiano, pero todo depende de las válidas que pueda correr.
“Ir a Bogotá representa una alta inversión, porque yo corro en varias categorías, entonces imagínese cuánto vale el solo traslado de las motos, más la alimentación, el hospedaje y la gente que uno lleva. Pero uno a veces no piensa en eso, sino en correr y ganar”.
Con sus 1.60 metros de estatura y figura menuda, Alejandro es un orgulloso de su profesión. “Muchas veces me preguntan que si es verdad que soy mecánico, porque me ven corriendo y piensan que soy rico. Nada de eso. No saben lo que me ha costado llegar a ser el número uno de Colombia, pero estoy feliz haciendo lo que me gusta, ser mecánico y corredor de motos”.