Mientras Lady Gaga afina los últimos detalles del espectáculo de medio tiempo, en el que promete dar su mejor versión, los más de 72 mil boletos ya se encuentran vendidos.
El NRG Stadium de Houston, Texas, recibirá a las 6:30 p.m. de este domingo a Atlanta Falcons y New England Patriots, en lo que será la edición 51 del Super Bowl, la fiesta dominical más importante para los estadounidenses.
Los 120 millones de espectadores que espera tener la cadena Fox verán para qué sirvió la intensa preparación de ambos equipos: uno que va a su segunda final contra otro que anhela su quinta gloria.
Falcons escribe su historia
Dentro de la organización de los Falcons nadie quiere recordar la frustración que dejó la derrota por 34-19 que sufrieron en 1999 cuando se enfrentaron a los Broncos de Denver del legendario exmariscal de campo John Elway.
Lo anterior es historia y el presente es que los Falcons, que eran conocidos por el apodo de los “Pájaros Sucios”, se encuentran en Houston listos para jugar el partido del año y lo harán sin presión, sin preocuparse de la jerarquía de su rival y con un ataque muy demoledor.
El primer convencido de que los Falcons tienen mucho que ofrecer es Dan Quinn, quien en su segundo año como entrenador, advierte que no saldrán al campo con nervios.
“Este equipo tiene vínculos muy estrechos. Todos tienen una firme responsabilidad mutua, una hermandad muy sólida. Se preocupan por el otro y se dan cuenta de que jugarán por algo grande. Confío totalmente en este grupo”.
Figuras como los receptores abiertos Julio Jones, Mohamed Sanu y Gabriel Taylor serán los objetivos perfectos en la artillería para los pases que coloque el mariscal de campo Matt Ryan, el jugador clave en el resurgir de los Falcons (13-5) que, sin su aporte durante la temporada regular y playoffs no habrían llegado al Super Bowl.
Ryan, de 31 años, ha completado una temporada de ensueño que lo tiene como el gran favorito al Jugador Más Valioso