A Jonathan Rodríguez, un gigante de casi 2 metros (1,96), le toca agacharse para entrar por la puerta del apartamento. Cuando sale a buscar unos zapatos deben ser superiores a la talla 45. Su físico muestra a un deportista que se cuida a pesar de sus 100 kilos, 200 libras como él mismo lo dice.
Es uno de los mejores extranjeros de la Liga Directv y de lejos, el que marca la diferencia en Academia de la Montaña y porqué no, el que tiene al quinteto de Antioquia en el liderato, por su gran cantidad de puntos.
Su amplia sonrisa, de entrada, demuestra que no es tímido; por el contrario, se sobra en amabilidad y no para de hablar cuando le tocan el tema del baloncesto, su gran pasión.
A sus 28 años, este deportista que nació en Bayamón (Puerto Rico) y creció tirando bolas de béisbol por la influencia de su padre Víctor, decidió dejar la pelota y el bate a los nueve años para dedicarse a la cesta.
Hoy, el baloncesto es más que su vida, es el deporte que le ayudó a conocer a su esposa Angie, tener dos hijas, Mía Sofía y Kemberly, y disfrutar de los aplausos del público y los mensajes alentadores que le llegan por Facebook y Twitter.
¿Qué lo tiene en Medellín?
“La insistencia de César Chavez (fue jugador del equipo) para venir a Academia y que mi esposa es colombiana, pues nació en Envigado”.
¿Cómo se concretó el traspaso al equipo paisa?
“Yo hacía recorrido por las ligas de República Dominicana y Puerto Rico y el año pasado hubo un espacio para venir, aproveché y me quedé. Ya son dos temporadas acá”.
¿Qué lo hizo amañarse?
“La forma como me trataron en el equipo, la amabilidad de la gente de Medellín, muy servicial, la ciudad como tal es la mejor de Colombia, muy adelantada, con mucho progreso, el clima es lo mejor. Todo eso hace que uno no se quiera ir”.
¿Vio la despedida de Kobe Bryant?
“Qué manera la de retirarse, fue un sueño. Imagínese, se retira ganando y metiendo 60 puntos. Como una verdadera leyenda se retiró”.
¿Le dio duro la comida?
“Es muy parecida a la de Puerto Rico. Me fascina la bandeja paisa, el arroz con frijoles y el chicharrón. También el mondongo”.
Entonces, ¿cuál es su dieta alimenticia?
“No es que coma chicharrón todos los días, lo hago en los descansos. Soy una persona que come muy sano, me cuido bastante. Soy muy juicioso. Ya quemé esas etapas de desorden, propias de la juventud”.
¿Ahora en qué piensa?
“En dejarle algo al baloncesto de Antioquia, que aprendan los chicos que vienen de abajo y asegurar mi futuro”.
¿El baloncesto da para pensar en un futuro tranquilo?
“Claro, pero yo trato de analizarme y saber que el baloncesto no es para siempre, que de pronto me lesiono, Dios no quiera, entonces hay que guardar el mayor dinero posible y estar preparado para ese tiempo”.
¿Qué se necesita para ser el mejor?
“Ser muy juicioso, estar convencido de las condiciones que se tienen y gastarle más tiempo del normal al deporte, o sea, que fuera del entrenamiento y la competencia, uno debe sacar tiempo, por ejemplo, yo voy todas las mañanas, a sumar más tiros. Y entreno por la noche, con Sebastián Mendoza. Trato de hacer entre 200 y 250 lanzamientos para afinar la puntería”.
¿Academia tiene para ser campeón?
“Lo veo para título y esa es la meta. Tenemos con qué, siendo realistas. El año pasado yo se lo dije a Hernán (Darío Giraldo) que no lo veía como equipo campeón, pero este año sí, estamos luciendo como un conjunto ganador”.
¿Hubo otras ofertas?
“Varias, de Puerto Rico y Dominicana. De acá me llamó Búcaros. Pero preferí quedarme. Estoy feliz en Medellín”