DIVIER ENTRENABA CON BOLSO CON PIEDRAS
Divier Pérez es tan alto -2 metros de estura-, que si salta dentro de su casa corre el riesgo de abrirse la cabeza con el techo. De hecho, por algunas partes debe pasar agachado.
El jugador guajiro confiesa que en medio de la cuarentena sintió desespero al no poder llevar a cabo con normalidad sus rutinas de entrenamiento diarias, por lo que se vio obligado a improvisar métodos para no subir de peso y no perder a la vez práctica con el balón.
“Para no entrar en depresión cogía un balón y me iba para el parqueadero a driblar como un loco. Hacía algunos ejercicios que veía por Internet. Y eso que ni siquiera podía lanzar porque allí no tengo canasta. También, como no podía correr para hacer trabajos de fondo, realizaba aeróbicos al observar a una youtuber llamada Silvia Araujo, y eso que los amigos me molestaban al decirle que lo que iba a sacar era nalga”, expresó mientras reía.
Y al no contar con aparatos de gimnasio, se las arregló de una hacer trabajo de fuerza para las piernas. “Me conseguí un bolso, lo llené de piedras y me lo colgaba en la espalda y luego comenzaba a hacer flexiones”, comentó Divier, quien recientemente llegó hasta las semifinales de la Liga de Baloncesto de Colombia con Tigrillos de Antioquia. “Para poder rendir en lo que te apasiona no te puedes quedar quieto. Creo que donde no haga nada en casa hubiera engordado y privado de estar en la Liga”.
ANA SUMÓ TÉCNICA DISPARANDO EN CASA
Ana María Rendón, especialista en tiro con arco recurvo, ha participado en tres Juegos Olímpicos (Pekín-2008, Londres-2012 y Río-2016) y ya consiguió para Colombia el boleto a Tokio 2021. De cara a esas justas, la antioqueña comenta que no se puede tener tiempo de relajo, mucho menos en casa, donde continuó sus entrenamientos en plena cuarentena.
“Mi mamá -Zenaida Martínez-, que ha sido también deportista, comprende mi situación. Mientras yo disparaba, ella se encerraba en su cuarto por espacio de dos horas para evitar desconcentrarme y por el peligro que supone, ahí adentro, lanzar flechas. Es que la distancia oficial a Olímpicos es de 70 metros y en la casa solo tengo espacio de 5 metros, desde un cuarto hacia el comedor”, sostuvo la medallista de oro en los Panamericanos de Río 2007 y Suramericanos de Santiago 2014. “No fue fácil al comienzo. Era incómodo porque le daba muchos golpes al techo con el arco, pero con el pasar de los días uno se va acomodando. Siempre hice mis rutinas como si estuviera en un campo deportivo, cumpliendo los planes de trabajo y la ganancia fue notable. Me siento en la parte mental más fuerte, logré mejorar en detalles técnicos, aprendí a ser más paciente y reforcé la voluntad por entrenar. Jamás me quedé en pijama para comenzar con mis trabajos, mi objetivo por crecer como deportista siempre estuvo latente”.
SE INVENTÓ UN RODILLO CASERO
Sin poder salir de casa, Nelson Millán se ingenió la manera de rodar dentro de ella con un rodillo artesanal.
En el patio de su vivienda, y de la manera como cuelga la cicla para lavarla tres veces en semana, el santandereano se las arregló para montarse en ella y así conseguir pedalear.
La rueda delantera la puso sobre una llanta usada y olvidada de un viejo Renault 4 que estaba en el solar. Y para hallar firmeza y que la cicla quedara centrada, puso luego dos cuerdas de cáñamo, amarradas desde el techo, para que sostuvieran cada costado del cuadro, donde van las puntillas. Las otras dos, en ese mismo lugar, pero pegadas en dos tubos, de ambos lados. Todo este “ensamble” le permitía a la rueda de atrás quedar suspendida en el aire.
“Si bien en este ejercicio no se hace mucha fricción ni tampoco fuerza, sí hay que tener equilibrio. Se adquiere técnica. Me entrenaba unas cuatro veces al día, por espacio de 30 minutos, y ante esta crisis que estamos pasando es mejor cuidarse y no salir”, expresó Millán. Con su inventiva, la cual compartió en redes sociales, muchos usuarios lo felicitaron. “Esto me llenó de mucha alegría, hasta me regalaron un rodillo real para hacer mejor mi trabajo. Lo bonito de esto fue ser fuente de inspiración para que otros se animen a buscar formas de ocupar el tiempo y hacer deporte”, agregó el pedalista.
SIMULABA PATINAR CON TENIS
Andrés Felipe Jiménez dice que hay cientos de excusas para no ejercitarse cuando se está en cuarentena, pero la motivación de seguir dejando huella en el patinaje, pese a tener 32 años, edad en la pocos se mantienen vigentes en este deporte, hace que no se relaje a la hora de continuar con sus entrenos, tanto que intentaba patinar pero en tenis.
“Eso hace parte de los ejercicios específicos del gesto deportivo del patinaje. Tiene que ver con el empuje, la ubicación, el braceo. Es dura esa técnica porque se debe mantener la posición por mucho tiempo y hacer a la vez repeticiones. En pista se cuenta con la velocidad y quizá uno se puede medio a estirar y seguir rodando después, pero aquí se trata de un tema de resistencia, de fuerza, es muy duro porque siempre sé es con las rodillas dobladas y la espalda abajo”, comenta Jiménez, 27 veces campeón mundial. “Pero también, en casa, se hacían trabajos de simulador por medio de plataformas virtuales o se saltaba, o en la finca, en aproximadamente 20 metros, realizaba piques cuesta arriba, tratando de sacar la mayor potencia y velocidad posible. Es un desafío grande, porque no tienes a nadie quien de apoye o anime como un entrenador, la responsabilidad recae solo en uno”, añadió Jiménez, quien gracias a su disciplina ganó el derecho de estar con la Selección Colombia que competirá a finales de mes en el Panamericano en Ibagué.