Los cinco anillos que se entrelazan entre sí formando el símbolo de los Juegos Olímpicos no salen de la cabeza de Jhor Esneider Moreno Torres. Es más, quienes no lo conocen bromean al decir que hasta los ven dibujados en sus pupilas cada vez que habla del tema.
Tokio-2020 se ha convertido en la obsesión del pesista antioqueño de 23 años, que el año pasado entró en el radar olímpico tras lograr la medalla de bronce en el Mundial de levantamiento de pesas, en Asjabad, Turkmenistán, tras levantar 168 kilos en el arranque de la división de los 89 kilogramos.
El logro reforzó sus aspiraciones de llegar a las justas, un proceso que continúa este fin de semana cuando compita en el Open Clasificatorio a Juegos Olímpicos y Campeonato Suramericano e Iberoamericano de Halterofilia, en Palmira, donde también buscará su clasificación a los Panamericanos de Lima, Perú.
“Este año vamos muy bien, desde el Mundial me he dedicado a preparar las competencias que vienen. He estado entrenando a doble jornada y además complementándolo con mucho trabajo mental”, comentó Jhor, oriundo de Apartadó.
En esas extenuantes jornadas, el haltero antioqueño se ha dedicado a perfeccionar, precisamente, el arranque, con el que obtuvo uno de los mejores logros de su carrera.
“Con el entrenador Juan Francisco Ruiz y su asistente, Jairo Aníbal Cossio, estamos mejorando ese punto, pero también quiero ser fuerte en el envión. Las sensaciones son muy buenas y cuando uno trabaja bien lo que espera es estar en el primer lugar del podio”, señaló el deportista, que este año completa una década metido entre hierros.
Este hombre disciplinado, serio y cumplidor del deber, como lo catalogan sus entrenadores, espera pronto recoger el testimonio que ya alcanzaron María Isabel Urrutia, Mábel Mosquera, Diego Salazar, Luis J. Mosquera y Óscar Figueroa, haciendo de este deporte uno de los más exitosos en la arena olímpica.