Caminar por las calles de Envigado es entrar en un territorio en el que prima la propaganda electoral. Una cuadra, tranquilamente, puede tener más de cuatro pasacalles que cuelgan de lado a lado, uno detrás del otro. Cuelgan tantos pasacalles como cuando se ponen las tradicionales luces navideñas en fiestas decembrinas.
El municipio que ha ganado premios por los mejores índices de calidad de vida del país, se prepara para elegir a su nuevo alcalde en medio de la incertidumbre por los hechos de corrupción que la Fiscalía investiga en la administración actual de Raúl Cardona, quien tienen medida de prisión domiciliaria.
Cardona ganó la Alcaldía hace cuatro años con el apoyo de una maquinaria casi inquebrantable: el Partido Liberal.
La estructura lleva más de cuatro décadas funcionando como un “relojito”. Para esta ocasión, ese respaldo mayoritario lo tiene el diputado Braulio Espinosa. De reojo lo observan sus rivales: Ana Carolina Arboleda por la Alianza Verde, José Hilario López del Polo Democrático, Andrés Torres de los partidos U y ASI, y Carlos Manuel Uribe, el elegido para levantar el fervor uribista de los envigadeños y quitarles a los liberales lo que viene siendo seguro para ellos.
La fuerza adicional
Varias fuentes políticas y ciudadanas, explicaron el funcionamiento de una estructura que ha dado resultados. Funcionarios y contratistas –que son mayoría dentro de la administración– llevan más gente a las reuniones de campaña. Igual sucede con estudiantes becados por la Alcaldía.
Braulio Espinosa, el candidato del Partido Liberal, subrayó que “soy liberal, pero nunca me he sentado a esperar que la maquinaria resuelva mi futuro político. Llevo 20 años trabajando por Envigado, la he luchado en la calle. Si dependiera de la maquinaria, no estaría haciendo una campaña como la he hecho en 8 años”.
Braulio ha sido blanco de de ataques, a lo cual decidió darle la directriz a todo su equipo de no responder ni personalmente ni en redes sociales, para “hacer una campaña con altura”.
Uribismo quiere la sorpresa
Paradójicamente, Envigado vota uribista. En los comicios del año pasado al Congreso de la República, fue el partido más votado. Para Senado obtuvieron 50.554 votos, frente a 14.283 del liberalismo. En Cámara fue similar: 43.345 del Centro Democrático y 20.412 para los rojos.
Sin embargo, el proceso interno mediante el cual definieron su candidato para la Alcaldía fue largo y desgastante.
El exconcejal Andrés Torres y el concejal Carlos Manuel Uribe, estuvieron meses inmersos en una disputa entre foros, encuestas y reuniones, sin definir quién sería el candidato oficial del uribismo.
Mientras Espinosa dialogaba con la gente, el Centro Democrático dividía sus apoyos entre Torres y Uribe.
Carlos Manuel, quien al final se quedó con el aval, considera que no perdieron tiempo y que, por el contrario, se creó expectativa por el proceso. “No empezamos tarde, la gente vota por emociones y 10 meses antes del día de elecciones no hay emoción. En Envigado se hablaba de quién sería el candidato del Centro Democrático”, aseguró.
Sobre la rivalidad con el liberalismo, Uribe le apuesta al difuso voto de opinión de Envigado. “La gente está cansada de la misma administración. Lo nuestro es el voto de opinión y queremos demostrar que sí existe. Somos el partido que representa un cambio de verdad”, indicó.
Torres, damnificado del proceso interno del Centro Democrático, tardó menos de 48 horas para conseguirse otro aval. El Partido de la U y la ASI validaron su aspiración, lo cual generó polémica porque ya era señalado de “santista” y de supuestamente hacerle campaña por el Sí en el plebiscito para la paz.
Torres, quien buscó a la candidata Arboleda para hacer una alianza, aclaró que empezó en el Partido de la U cuando era dirigido por el expresidente Uribe y luego ingresó al Centro Democrático por invitación de él. “El futuro de Envigado está por encima de los partidos”, declaró.
El 27 de octubre se conocerá si la hegemonía liberal permanece fuerte como en los últimos años, o si Envigado da una sorpresa en las urnas.

