Juan Camilo Restrepo: una campaña hecha en tenis

Sin apoyo de congresistas conservadores se lanzó a las calles a hacer proselitismo

  • Juan C. RestrepoFOTO ESteban Vanegas
    Juan C. Restrepo
    FOTO ESteban Vanegas
Por: Redacción el colombiano | Publicado

Tiene leves diferencias con el de la publicidad. En la foto se le ven algunos kilos que cuando llega y saluda, mirando a los ojos y apretando la mano fuerte, desaparecen. Juan Camilo Restrepo es el candidato a la Gobernación de Antioquia por el Partido Conservador después de veinte años en que el partido –rey en estas tierras– ha cedido sus intenciones a otros candidatos.

Durante estos veinte años, el Partido ha decidido nadar en aguas poco profundas para evitar fatigas y moverse con la facilidad que brinda la compañía. Ergo, en su candidatura, Restrepo se quedó sin los grandes apoyos de su colectividad, los congresistas conservadores prefirieron las aguas seguras y añadieron a la candidatura de Aníbal Gaviria, candidato del movimiento Es el Momento de Antioquia, líder en todas las encuestas, hombres que ha recorrido el departamento con los bolsillos llenos. Como Ícaro, Restrepo decidió volar con alas de cera y su dirección es el Sol.

Es una mañana oscura de octubre en Medellín. Restrepo pide un café en un local de la Avenida Jardín, en Laureles. Viste una camisa blanca con su nombre bordado encima del bolsillo derecho en letras azul y una línea verde; sobre el pecho, en el lado izquierdo de la camisa, tiene bordado el hashtag con su logo de campaña: Antioquia Líder. Usa un pantalón azul oscuro y tenis del mismo color, los mismos que tiene en una versión muy pequeña sobre el nochero de su casa, listos para el 21 de diciembre, cuando nazca su hijo.

—Yo tengo dos amuletos, los tenis de mi hijo y esta medalla —en el cuello le cuelga una cadena plateada que se saca rápidamente: la a muestra, es la Virgen de Guadalupe.

Los tenis se convirtieron en el símbolo de su campaña, dice, mientras apura el café. Ha bajado cinco kilos en las últimas semanas porque decidió repartir volantes caminando. Muestra sus postales, tiene dos, en una se ve un extenso jardín de flores, en la otra un grupo de carrieles jericoanos colgados en una pared, la primera la entrega a las mujeres y la segunda a los hombres.

Es una postal bella que no cualquiera botaría. Elige un semáforo y cuando la luz pasa a rojo se arrima a los carros, dice su nombre, entrega la postal. Algunos le piden que repita el nombre, otros que cuente sus propuestas, los menos lo ignoran tajantes; a veces se ha encontrado amigos del colegio Calasanz, a quienes saluda por nombre o apodo, según le acuda el recuerdo a la memoria.

—Yo en una hora puedo hablarle a unas 600 personas, así que en un día puedo presentármele a unas 3.000 pesos más o menos.

Parece que disfruta de la campaña electoral. Empezó en 2002 al lado de Sergio Fajardo, a quien le presentaron en el café Astor. Restrepo, recién graduado en Derecho en la Universidad Autónoma Latinoamericana, por entonces era un muchacho entusiasta que empezaba a pisar las arenas movedizas de la política y en cuanto vio al matemático le dijo: “usted será el próximo alcalde de Medellín”. Apoyó a Fajardo en esa campaña y aprendió la importancia de hacer política en la calle.

Cuando habla, es común que Restrepo repita palabras que parecen profecías, como la que le dijo a Fajardo en 2002 y que también se las dijo a Juan Manuel Santos en 2009, cuando apenas sonaba en la baraja presidencial —“usted será el presidente de Colombia”—. Usa otras expresiones como “lo declaré”, “lo visualicé”, “lo visioné”, todas traídas de la llamada ley de atracción, una creencia venida del evangelismo gringo, apropiada por el catolicismo carismático y que es una combinación de Nueva Era y psicología de manual. Pero en sus palabras, y esto cuenta a su favor, se nota esperanza, fe, y entonces dice:

—Yo sé que las encuestas están en contra, pero estos días he sentido cosas raras. Lo único que le digo es que Aníbal Gaviria no ha ganado.

Restrepo ha tenido una vida política agitada. A los 25 años fue candidato a la Cámara de Representantes por el Partido de la U, fue el congresista más joven el día de elecciones hasta las seis de la tarde, cuando entraron las votaciones de los pueblos más alejados del Urabá y se quedó por fuera, a solo mil sufragios de alcanzar un escaño.

Meses después, Juan Manuel Santos lo llamó para asesorar el ministerio de Defensa que él presidía, entonces Restrepo sí conoció el Congreso y enfrentó temas difíciles –y aún no resueltos– para un jovencito: los falsos positivos y las chuzadas del DAS. Terminó su labor y fue nombrado Secretario General del Partido de La U, donde estuvo hasta entrado el gobierno Santos bajo la tutela de Juan Lozano. Ya con Santos de presidente, estuvo dos veces en el viceministerio del Interior, primero con Fernando Carillo y luego con Aurelio Irragori.

—Al año de mi segunda vez en el ministerio, a finales de 2014, tengo una reunión con los bananeros para mirar algunos temas de gobierno. Inmediatamente salen los bananeros de mi despacho yo digo: “Quiero ser el presidente Augura”. La olfateé: “Está sin presidente, yo me quiero volver”. Eso fue un martes, el miércoles llamó a Jaime Henríquez y le dijo: “Usted por qué no me regala un café”. Se fue el viernes para donde don Jaime. “Le dije: el martes cuando ustedes salieron de la oficina yo me visualicé como presidente de Augura. Y me contestó: ‘Yo le voy a decir una cosa, cuando salí de esa oficina pensé lo mismo”’.

Para ese momento, Augura llevaba dos años sin presidente y el dólar tocaba pisos insospechados: estaba a 1.800 pesos. Restrepo recuerda que eran tiempos turbulentos en los que pocos hubieran podido maniobrar. Además, vendrían peores: la ubicación de tres peajes por parte de Invías entre Carepa y Turbo que afectaban a la población del Urabá, decisión que terminó en una batalla campal: quemas, papas bomba, peleas a machete. Además, gracias al proceso de paz con las Farc y la búsqueda de verdad, volvería a sonar en la opinión pública el tema de los apoyos económicos que los empresarios hicieron a grupos armados durante los años álgidos del conflicto armado y que tiene un capítulo especial en el Urabá que no se termina de resolver.

—Fueron temas difíciles que me prepararon para administrar en lo público.

A finales de 2018, Restrepo considera ser candidato a la Gobernación de Antioquia, le pareció que su experiencia en el Urabá —conectado con una de las regiones con más desarrollo del país— era una buena experiencia para intentar buscar la confianza de los electores. Así, en 2019 renuncia a Augura. La candidatura lo convirtió en Ícaro.

—Lo primero que me dicen es que no renuncie a Augura, que para qué, pero uno no puede hacer transformaciones desde la comodidad. “Nooo, váyase por firmas, me dijeron, pero pedí el aval del Partido Conservador: Andrés Pastrana se manejó muy bien, Omar Yepes se manejó muy bien. Un sector conservador en cabeza del doctor Carlos Andrés Trujillo se manejó muy bien, pero pasados unos días cuando vieron que iba en serio, el mismo sector del señor Trujillo me dijo que me tenía que unir a Aníbal Gaviria, pero me inscribí y me expulsan de la sede. Eso es más complicado de lo que uno cree, porque Trujillo es nuestro único bastión y me quedo solo”.

En esta parte de la historia, Restrepo se asume retórico, argumentativo y se pregunta si un partido de ciento setenta años se debe a los corporados o a las bases. Y se responde así mismo, acaso como un consuelo ante las encuestas que dan por ganador a Gaviria, que un conservador duro nunca va a votar por candidato liberal, y parece que razón no le falta.

Reflexiona que Colombia no tiene un sistema parlamentario como Estados Unidos, que los partidos aún están hechos de ciudadanos que creen con fervor en principios.

—A mí me acompaña el partido, pero no los corporados. Me inscribí el jueves 25 de julio aun en contra los congresistas del partido y a los pocos días, el 28 de julio, me dicen que renuncie. Me reunieron en un desayuno en el oriente antioqueño. En Sancho Paisa estaban los congresistas paisas y el único que me defendió fue Manuel Santiago Mejía. Les dije que no renunciaba y me fui para la calle a seguir luchando. Desde ese momento no voy a la sede conservadora, mi sede es la calle.

—¿Entonces, usted es independiente en un partido tradicional?

—Sí, doy la pelea por dentro, me abandonan y sigo por dentro. Y vamos a ganar el 27 de octubre y lo que está en juego es la jefatura política del partido conservador para los próximos veinte años, si pierdo sé que me lo van a cobrar.

Termina su relato de intrigas de poder shakesperianas en las que se enfrentó a clanes tan difíciles como el Suárez Mira, con una frase del libro de superación personal que parece escribir en su cabeza: “Preocúpese más por ganarse el corazón de los ciudadanos que el de los políticos y será exitoso”.

Restrepo creció en un hogar conservador. Su padre Eduardo —abogado— rezaba tres rosarios diarios y era discípulo de Luis Navarro, conocido como el Tuso Navarro, un conservador laureanista convencido de la tradición y de que la Iglesia tenía que ser una sola con el Estado.

Es el hijo menor, hermano de Catalina y Carlos Eduardo, pero nunca fue mimado, estuvo lejos de ser consentido, pues recuerda que en su infancia sus padres se separaron aunque vivieron en la misma casa del barrio Los Colores para no afectar la unidad familiar. Estudió en el colegio Calasanz y se graduó del Concejo de Medellín. Fue deportista, alumno destacado y alguna vez en Ebéjico vio a una muchacha rubia y la “visionó” como su esposa, con ella se casó años después.

—Todo en mi vida ha sido para este momento, y yo me visiono allá, en la Gobernación, dice Restrepo. Como Ícaro queriendo llegar al Sol, se pone de pie y sale a la calle, pero llueve y por el momento no puede repartir volantes.

Contexto de la Noticia

PARA SABER MÁS le dieron el aval y buscaron quitárselo

La campaña de Restrepo ha sido tempestuosa en el interior del Partido Conservador. Recibió el aval en un rimbombante acto con el expresidente Andrés Pastrana y el presidente de esa colectividad, Omar Yepes, levantándole la mano. Luego, los congresistas antioqueños lo dejaron solo y migraron hacia la campaña de uno de sus rivales, el exgobernador Aníbal Gaviria. A Restrepo lo sacaron de la sede del partido en Medellín el viernes 2 de agosto y además, los congresistas solicitaron formalmente ante el Consejo Nacional Electoral la revocatoria de su candidatura. El tribunal falló a favor de Restrepo.

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