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Alemania es el país en el que funcionan algunas de las mayores automotrices del mundo, entre ellas Volkswagen, Daimler y BMW, que están invirtiendo considerablemente en la tecnología autodirigida.
Los reguladores alemanes han estado trabajando en leyes para determinar cómo deberían estar programados los vehículos autónomos para lidiar con dilemas puntuales, como, por ejemplo, elegir chocar contra un ciclista o acelerar por encima de los límites de velocidad legales para evitar un accidente.
Bajo las nuevas directrices éticas –elaboradas por un comité nombrado por el Gobierno e integrado por expertos en ética, derecho y tecnología–, el software que controla esos autos debe estar programado para evitar a toda costa herir o matar a la gente.
Significa que cuando un accidente es inevitable, el software tiene que adoptar la acción que herirá al menor número de gente, aunque eso signifique destruir propiedad o atropellar animales en carretera, según comunicado del Ministerio de Transporte.
El software podría no decidir sobre su curso de acción basándose en la edad, género o condición física de las personas involucradas.
“Las interacciones entre los humanos y las máquinas están generando cuestionamientos éticos en la era de la digitalización y de los sistemas autodidactas”, dijo en un comunicado el ministro de Transporte alemán, Alexander Dobrindt.
Alemania aprobó este año leyes en las que el conductor necesita estar sentado frente al volante en todo momento y preparado para tomar el control si se lo pide el vehículo autodirigido, allanando el camino para el desarrollo y pruebas de automóviles de conducción automática.