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Restauración de una Bianchina de Autobianchi en Medellín

Este carro, representativo de la generación de las micromáquinas de la posguerra se puede ver en Medellín.

  • El proceso de restauración fue cuidadoso para respetar su originalidad y sus características particulares. FOTO Manuel saldarriaga
    El proceso de restauración fue cuidadoso para respetar su originalidad y sus características particulares. FOTO Manuel saldarriaga
  • Restauración de una Bianchina de Autobianchi en Medellín
  • Restauración de una Bianchina de Autobianchi en Medellín
  • Restauración de una Bianchina de Autobianchi en Medellín
19 de marzo de 2016
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No es un juguete. No es un carrito de colección a escala. No es el regalo que encontró un niño debajo de su árbol de Navidad o su almohada en la pasada Noche Buena. No es nada de eso, aunque lo parezca.

Es real, funciona normalmente, lleva y trae a sus ocupantes incluso con un desempeño que sorprende por su capacidad. Es un carro tan real como cualquiera y que funciona hoy, como hace 57 años.

La Bianchina, con un diseño elegante pese a su tamaño y su redondez. Formas fluidas y un aspecto simpático. Y más allá de eso uno de los símbolos del segmento de los microcarros que tuvieron su popularidad como autos de producción en la década de los 50 del siglo XX.

Y en Colombia este modelo es único.

Amor a segunda vista

Luis Alberto Moreno ya había visto un modelo similar hace poco más de una década, pero en ese momento no le paró muchas bolas. Hace unos seis años, en una visita al salón del Autómovil de Ginebra, nuevamente se topó con un modelo similar como parte de la exhibición de una de las marcas presentes. Ahí sí le llamó la atención y decidió que quería tener uno.

Y fue hasta hace dos años que en Italia encontró uno, “en un estado regular, pero con el dueño acordamos cambiar el piso y unos estribos y el frente”, no fue un trabajo rápido, porque el propietario- que es dueño de un taller allá- le dedicaba el tiempo que le dejaba su trabajo habitual.

Poco a poco reemplazó las piezas que se habían acordado, y finalmente, hace cerca de un año, llegó al país cargo en un contenedor vía Cartagena.

En Colombia lo que siguió fue, primero un proceso de latonería para continuar con la restauración. Incluso fue necesario recortar algunas piezas de su carrocería para poder reemplazarlas y recuperar la línea original del vehículo, un trabajo de filigrana metálica que incluía no alterar, en lo posible, el peso del carro.

También aspectos de estética, como el color y la tapicería debían ser cuidados. Para el primero, el dueño original mandó el carro con un par de piezas pintadas en los colores que el carro tenía para que en Colombia se pudieran hacer las mezclas y obtener las tonalidades requeridas. El resultado fue una combinación de rojo y crema poco usual pero que en este vehículo lucieron muy atractivos.

Chiquito pero...

El desempeño del carro, señala Luis Alberto, sorprende, porque pese a ser pequeño, y contar con un motor de Fiat Cinquecento de 479 centímetros cúbicos y 16 caballos de fuerza, no deja nada que envidiar a modelos americanos de más tamaño.

“Los europeos, privilegiaron los carros de motores pequeños, pero manejo de altas revoluciones. En tanto que los diseñadores e ingenieros americanos se orientaron a motores más grandes, pero operados en bajas revoluciones”, reveló.

Una de las características que hacen especial a este carro es su carrocería Transformabile, con su techo en lona que se puede enrollar hacia atrás y deja a sus dos ocupantes al descubierto .

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