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Si no quiere conocer a Mickey, qué más hay para hacer en La Florida

Naves espaciales, animales silvestres y hasta un hotel en Lego son otras de las atracciones de esa zona de Estados Unidos.

  • A una hora de Orlando queda el complejo de visitantes del Centro Espacial Kennedy. Una puerta para conocer el Espacio desde el centro de La Florida. FOTO EL COLOMBIANO
    A una hora de Orlando queda el complejo de visitantes del Centro Espacial Kennedy. Una puerta para conocer el Espacio desde el centro de La Florida. FOTO EL COLOMBIANO
  • Si no quiere conocer a Mickey, qué más hay para hacer en La Florida
  • Si no quiere conocer a Mickey, qué más hay para hacer en La Florida
  • Si no quiere conocer a Mickey, qué más hay para hacer en La Florida
04 de febrero de 2020
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Por EL COLOMBIANO

Es indudable que al momento de planear unas vacaciones en el estado de los flamencos, al sur de Estados Unidos (La Florida), lo primero que se pasa por la mente son los atractivos parques de diversiones inspirados en canales, series y programas de televisión. Sus gigantescas montañas rusas son sinónimo de vértigo, adrenalina, velocidad y turismo.

Sin embargo, este no es el único plan en ese estado que tiene casi 3 veces más superficie y población que Antioquia, 170.000 km cuadrados. Las playas y los centros comerciales son referentes de este lugar.

La Florida, en especial su parte central, ha diversificado su oferta vacacional para ofrecer opciones a sus visitantes. A pocos kilómetros de los parques temáticos de Orlando y de las extensas playas costeras se encuentran lugares inimaginados, como una ciudad hecha con Lego, un centro espacial con la historia de los viajes fuera de la Tierra, jardines con 100 años e incluso un safari para conocer cientos de animales en su hábitat natural.

Un almuerzo con un astronauta

Recorrer el Centro Espacial Kennedy es dar pequeños pasos por la historia de la conquista del universo por parte del hombre. Tocar un transbordador real, subirse a uno de los cohetes que cargaron los elementos para construir la Estación Espacial Internacional y escuchar las conversaciones que tuvo Neil Armstrong con la base de Houston minutos antes de poner su pie izquierdo sobre la Luna son algunas de las actividades para hacer en este parque. Además es posible, por 30 dólares adicionales, comer con un astronauta.

El nombre de John-David Bartoe como tal no dice mucho. Sin embargo, es un astrofísico estadounidense de 75 años que viajó al espacio en el transbordador espacial Challenger, el mismo que seis meses después de aterrizar con Bartoe se desintegró en el aire, ante la mirada de millones de espectadores de todo el mundo.

Él ahora se desempeña como director de investigación de la Estación Espacial Internacional de la Nasa y frecuentemente acude a los almuerzos con los visitantes para contar su historia.

“Yo estuve en la misión STS-51-F, que inicialmente estaba programada para el 12 de julio de 1985, pero el lanzamiento se detuvo cuando faltaban tres segundos en la cuenta regresiva, un problema en los motores aplazó 15 días el despegue. El 29 de julio de ese mismo año y luego de superar algunos percances que retrasaron el lanzamiento, por fin el Challenger salió a conquistar el cielo. Sin embargo, a los cinco minutos del despegue ya teníamos el motor principal apagado por una nueva falla, esa fue la única misión de los transbordadores que presentó problemas en el motor central. La gente siempre me pregunta si tenía miedo de morir y la verdad es que no, solo pensaba en que si la misión fallaba iba a tener que volver a trabajar durante meses en lo mismo para tener otra oportunidad de ir al espacio”, contó Bartoe ya con su pelo blanco y con una sonrisa mientras narró cómo se veía la Tierra desde arriba.

Luego, una ronda de preguntas por más de 20 minutos, en la que Bartoe describió hasta la manera de ir al baño en el espacio y al final una sesión fotográfica con cada uno de los asistentes. Al finalizar salió a retomar sus labores profesionales y los niños y adultos con el sueño de algún día ser como él .

* Invitación de TM Latin America.

UN JARDIN CON ALTURA

La Florida, más que montañas rusas

Los Jardines de la Torre Bok están ubicados en una de las cumbres más altas del estado, a 100 metros sobre el nivel del mar. Aunque parece poco, llegar a la cima tiene una recompensa: escuchar uno de los instrumentos musicales más grandes del planeta, se trata de una torre musical, con 70 metros de alto y más de 60 campanas de diferentes tamaños, la más grande pesa seis toneladas y la más pequeña tan solo una libra. La edificación, de colores llamativos, está construida con mármol rosado de Georgia y piedra caliza amarilla de la Florida. Para llegar hasta ella se debe recorrer un sendero que pasa por diferentes jardines y lagos.

UN LUGAR LLENO DE FICHAS

La Florida, más que montañas rusas

Legoland es un parque de diversiones ideal para niños de hasta 12 años, allí todo está inspirado en las diminutas piezas de esa marca, incluso el hotel tiene habitaciones con los ambientes de las figuras (piratas, astronautas, superhéroes). El parque, con más de 50 atracciones, tiene más de 60 millones de fichas, es normal ver a los niños intercambiar figuras entre ellos o con los empleados del lugar. Un sitio imperdible de este parque es la recreación de ciudades con fichas de Lego como Nueva York (foto), Los Ángeles y Washington.

SAFARI EN LA FLORIDA

La Florida, más que montañas rusas

Así como se lee, en el centro de esta península es posible tener un encuentro real y cercano con animales en su hábitat natural. Antílopes, búfalos, cebras, jabalíes, avestruces y camellos, entre otros, se encuentran a lo largo de 150 hectáreas. El recorrido se hace a bordo de un vehículo adaptado y seguro para acercarse a los animales, incluso se puede estirar la mano y darles de comer el alimento en la boca. Ellos son muy amigables y disfrutan el contacto con los visitantes. Se sorprenderá con la cantidad de diferentes especies de micos que se encontrará.

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