Si no fuera por la capacitación recibida por las comunidades cercanas al volcán nevado del Huila, hoy el país estaría lamentando una tragedia similar a la del 6 de junio de 1994 cuando una avalancha del río Páez dejó sin vida a cerca de 1.000 personas.
El jueves en la noche, cuando se declaró la emergencia, en Belalcázar (casco urbano de Páez), Cauca, tantos los 4.500 habitantes del casco urbano como los 4.000 de la zona rural sabían lo que debían hacer: agarrar una muda de ropa, linterna, radio y un teléfono celular.
Con estos elementos en la mano deberían atender la orden de evacuación a los albergues que, en este caso, les dio menos tiempo para llegar hasta ellos.
"Fue muy rápido, si la gente no estuviera preparada esto habría sido una gran tragedia. Las comunidades que están en la zona más cercana al volcán solo tuvieron cuatro minutos para evacuar hacia los albergues (La Mesa y Gualcán). En el casco urbano tuvimos 16, cuando los cálculos era que tendríamos unos 34 minutos", explicó Eloy Muñoz, secretario de Gobierno de Páez.
Según el funcionario, no se han reportado muertos pero sí se habla de personas desaparecidas. El problema radica en que la avalancha se llevó todos los puentes del municipio, sin contar que taponó las carreteras.
Pero no solo quedaron aislados por tierra. Como se fue la luz muchos de los celulares de los habitantes de las zonas altas se descargaron y se rompió el contacto con esos albergues.
Hay muchos niños
Pero el susto no solo se vivió en el Cauca. Las poblaciones de Nátaga, Paicol, Tesalia y La Plata, en el Huila, también tuvieron que poner en marcha sus planes de contingencia.
La Plata es la población más afectada. Unos 700 habitantes de 10 veredas ubicadas en la zona de influencia del volcán nevado del Huila, quedaron aislados por tierra.
Valentín Clavijo, secretario de Gobierno de esa población, indicó que dos puentes quedaron destruidos y varias carreteras están taponadas. "Dependemos del puente aéreo que se estableció en Neiva para brindarle ayuda esa comunidad".
A diferencia de Belalcázar, donde cuentan con albergues, en La Plata los afectados tienen que refugiarse en zonas altas, pero a la intemperie. La situación es crítica si se tiene en cuenta que las familias afectadas tienen en promedio tres hijos.
"Hay muchos niños y eso es lo más preocupante, porque se pueden enfermar. El Ejército llegó con carpas y frazadas, estamos esperando colchonetas y alimentos", indicó Clavijo.
Apoyo a los damnificados
El presidente Álvaro Uribe se desplazó ayer a Popayán para evaluar la situación. El reporte inicial que recibió fue de un desaparecido y un herido.
Entre las determinaciones que tomó fue establecer dos puentes aéreos para llevar ayuda: uno en Popayán, para asistir a los habitantes de Belalcázar, y otro en Neiva, para ayudar a los damnificados de La Plata.
El Invías será el encargado de hacer la evaluación de las estructuras destruidas y habilitar las carreteras taponadas. En Páez, confían en que en esta ocasión sí se cumplan los compromisos del Ejecutivo porque hay algunos puentes que quedaron destruidos en la avalancha de 2007 y todavía no han sido reparados.
Aunque no hay datos consolidados se habla de 20 viviendas destruidas. Uribe se comprometió, además, a que las familias afectadas reciban subsidios para la reconstrucción de sus casas.
El mal tiempo impidió que la comisión de la Dirección Nacional de Atención y Prevención de Desastres llegara hasta Belalcázar.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6