x

Pico y Placa Medellín

viernes

0 y 6 

0 y 6

Pico y Placa Medellín

jueves

1 y 7 

1 y 7

Pico y Placa Medellín

miercoles

5 y 9 

5 y 9

Pico y Placa Medellín

martes

2 y 8  

2 y 8

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

3 y 4  

3 y 4

A mi (mala) manera

  • Ana Cristina Restrepo Jiménez | Ana Cristina Restrepo Jiménez
    Ana Cristina Restrepo Jiménez | Ana Cristina Restrepo Jiménez
26 de julio de 2011
bookmark

Hay un venezolano que, desde hace bastante tiempo, nos ha recordado todo lo que no se debe hacer en público; las "malas maneras". Y no me refiero a Hugo Chávez, sino al proverbial Manuel Carreño, autor del "Manual de Buenas Costumbres y Modales" (1853).

Hoy, la lectura de ese texto resulta tan anacrónica como hilarante. Algunos apartes tienen la chispa de Mafalda y Condorito: "[?] al levantarnos, cuando nuestro dormitorio se encuentra impregnado de las exhalaciones de los cuerpos durante la noche, sin que hayan podido disiparse por la renovación del aire, debemos apresurarnos a abrir puertas y ventanas, previas las precauciones necesarias a la salud, y luego de que nos encontremos vestidos".

O qué tal: "La cría de animales que no nos traen una utilidad reconocida, a más de ser generalmente un signo de la frivolidad de nuestro carácter, es un germen de desaseo, al cual tenemos que poner un constante cuidado, que bien pudiéramos aplicar a objetos más importantes y más dignos de ocupar la atención y el tiempo de la gente civilizada". (Mea culpa: mi gato Renato es un inútil redomado; y yo, una frívola incivilizada).

El sábado presencié cómo, al finalizar un evento público, el recinto a cielo abierto se transformó en un escenario apocalíptico: colillas, vasos plásticos (algunos "sembrados" junto a las orquídeas en los árboles), pedazos de papel, chicles y plantas destrozadas.

Mientras salía, esquivando la profusión de desechos (imposibles de recoger por una sola persona), trataba de dilucidar el pensamiento de las decenas de cerdos -con el perdón de tan nobles criaturas- que estuvieron allí: 1). A mí nadie me dicta normas, yo hago lo que me dé la gana (¡Ay cuando la Estupidez asume el liderazgo como librepensadora!). 2). ¿Para qué me preocupo? Aquí hay gente encargada del aseo. 3). Recoger la basura es promover el desempleo: dejarán de contratar personal para limpiar (retorcida asociación que he escuchado con una frecuencia pasmosa).

El lenguaje nos ha jugado otra mala pasada; hemos relegado la discusión sobre la mala educación a los costureros de señoras y a profesorcitos insensatos que corrigen a sus alumnos ("no haga eso porque es muy feo"), sin inscribir los hechos en lo esencial: la ética que debe regir el accionar de cada individuo en su encuentro con el Otro.

Los ideales -intrascendentes- de "lo social" y "lo políticamente correcto" han arrasado con el significado del respeto. El afán de "mostrar" nos ciega a la hora de "demostrar" la consideración, la bondad -mucha o poca- que llevamos dentro.

Cualquier manual de convivencia se resume en cuatro palabras: pensar en el Otro (definido como un sujeto con valoraciones, sueños y libertades, y no como simple objeto).

¡Nos urge aprender a releer la vida entre líneas!

¿Qué tan ridículo resulta hablar de las "buenas maneras" en un país de masacres sin cuento; pastores de quién sabe cuál dios que le esquilman la quincena a los incautos; e inescrupulosos pillos de cuello blanco?

El cáncer no se manifiesta con agonías insufribles. Su primer síntoma suele ser un "lunar feíto" o una mínima "protuberancia"... allí donde a nadie le duele.

Te puede interesar

¿Buscando trabajo?
Crea y registra tu hoja de vida.

Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD