Al leer esta columna ya se conocerán los resultados de las votaciones y los dos candidatos que continuarán en contienda. Si se cumplieron los pronósticos, serán Santos y Mockus los escogidos para continuar en la segunda vuelta electoral con una votación cercana al 35% y una estrecha diferencia porcentual entre sí; también dirán las cifras si el empuje de Vargas Lleras y su promoción por parte de varios columnistas, se reflejó en un incremento apreciable en la votación.
Sea cual fuere el resultado, el asunto es que ahora el debate se centrará en dos candidatos, quienes deberán responder durante los siguientes veinte días a un permanente e intenso interrogatorio sobre diversos temas de interés general y particular. También será el escenario para conocer una faceta, hasta ahora oculta, de los candidatos derrotados, por la actitud que adopten frente a los vencedores -y viceversa- y frente a sus propios electores, así éstos decidan por sí mismos en quién confiar su voto.
A partir de hoy, con los dos candidatos elegidos, ojalá se favorezca el debate con profundidad sobre los temas de real interés y mayor trascendencia para el país, pues aunque pueden ser menos espectaculares y llamativos en términos de ruidosa polémica, lo que suele buscar la radio y televisión, su impacto es mucho más fuerte y significativo para el destino de nuestro país, tanto en el corto como en el mediano y largo plazo.
Una propuesta para facilitar tal objetivo es que en los debates pendientes se trate solo un tema en cada ocasión y se cubran así unos cinco o seis aspectos que pueden convenir las propias campañas, entre los cuales pueden citarse algunos de los mencionados en esta columna.
El decidido impulso y apoyo a la educación de calidad en todos los niveles de formación, sin distingo de instituciones estatales o privadas y la disminución de la disparidad entre las diversas zonas geográficas. La investigación, la ciencia, la tecnología y la innovación que son esenciales para que el país sea competitivo en la economía global, para crear nuevas empresas, generar empleo de mayor calidad, estable y de superior valor agregado que ayude a eliminar la indigencia y a reducir los niveles de pobreza. La transformación de nuestra economía, con base en los anteriores elementos, para ser más competitiva y la definición de la vocación económica que permita orientar la inversión necesaria para la creación de nuevas empresas.
El manejo económico por parte del Gobierno Nacional que garantice unas finanzas sanas con un desarrollo sostenible, en lo que justifica precisar sobre el sistema de pensiones y de salud, que demandan cada vez mayores recursos del presupuesto nacional. El desarrollo de las obras de infraestructura que requiere el país para la competitividad, en particular en transporte vial, férreo y de puertos marítimos. Los criterios para el manejo de la política internacional.
La criminalidad e inseguridad en las ciudades, ligadas a la ineficacia del sistema judicial que obligan a adelantar una profunda reforma de éste. Y, en general, cómo fortalecer la débil institucionalidad, condición indispensable para mejorar la planeación y gestión, así como para combatir la corrupción.
Un debate profundo a cinco de estos temas planteados, permitirá a los ciudadanos elegir en forma responsable al conocer en forma clara el pensamiento e ideas sustanciales de cada aspirante a la Presidencia en los asuntos de mayor trascendencia; y hallar los puntos comunes y las diferencias, tanto en los objetivos como en los medios propuestos para lograrlo. Y, aunque pueden ser sueños, Colombia podría avanzar hacia una democracia más madura si los candidatos sellan un pacto social de compromiso en los consensos en al menos tres de los temas esenciales.
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