El nuevo refuerzo del Medellín asegura que su corazón también es rojo, una herencia del Junior que fue su cuna futbolística y del que se despidió como campeón del torneo colombiano.
Ahora, asegura Martín Arzuaga, quien firmó un contrato por año y medio, ese color es más intenso por aquello de la tradición del Poderoso. Aunque tenía ofertas de Argentina, el popular Toro de Becerril (Cesar) decidió venir al DIM, porque "es un excelente equipo, grande, que juega bien al fútbol, que tenía la necesidad de un 9. Un elenco en el que deseo adaptarme y contribuir para que mantenga su actitud, marque muchos goles y sea contundente".
Pelear el título y clasificar a la Copa Libertadores, objetivos que se volvieron costumbre para el Medellín en los últimos años, se convirtieron también en las ilusiones de este atacante en el conjunto paisa que tiene en sus filas a tres de sus grandes amigos: John Javier Restrepo, quien lo acogió cuando estuvo en México, y Juan Fernando Leal y Roberto Carlos Cortés, ex compañeros en el Junior. "Yo quiero ser partícipe de esta linda etapa del club", advirtió.
Arzuaga, que dentro de ocho días será padre por segunda vez (su primer hijo con Katia Pineda tiene dos años, se llama Martín y nació en Argentina), le comentó ayer a EL COLOMBIANO en el sitio de concentración que deseaba darse un nuevo aire y lo mejor es que la oportunidad se le presentó.
Su relación con el técnico Diego Umaña, aunque asegura que siempre hubo respeto entre ambos, estaba "un poco deteriorada". Todo comenzó después de la novena fecha de la Liga Postobón, cuando perdieron por 3-0 con Real Cartagena... "Inicié muy bien el torneo, pero desde ese momento las cosas cambiaron, quizás no fue el mismo trato. Sentía que podía tener mayor participación en los partidos".
En el Junior estaba Carlos Bacca, de gran desempeño, y para el segundo semestre acaba de llegar otro delantero. Sin embargo, Arzuaga advierte que su determinación de dejar al cuadro ñero, al que retornó en 2008 luego de ganar experiencia en México, Argentina y Perú, no fue solo por eso, pues "a donde voy siempre doy la pelea por la titular".
El técnico Pánzer Carvajal le pidió realizar en el DIM el juego que sabe hacer: estar en el área rival, a menos de 20 metros del arco. Y como dice Martín, "uno vive del gol y hay que andar ahí para estar bien afinadito, pendiente para dar la puntada final en un equipo que genera mucho fútbol. Esta es la hinchada del pueblo y el pueblo merece alegría que yo le puedo ofrecer con goles".
Pico y Placa Medellín
viernes
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