Para manifestar la indignación que generan la matanza de elefantes en Asia, la destrucción de los páramos en Colombia o la corrupción política en el mundo ya no hay que salir a las calles ni reunir multitudes que entonen consignas con pancartas en el aire. Solo se necesitan un ordenador, una conexión a internet y muchas ganas de ayudar a una buena causa.
Y es que algunos sitios web como Avaaz o el español Oígame, permiten a los usuarios manifestar públicamente su rechazo a este tipo de hechos con solo hacer clic desde la comodidad del hogar.
"Existen hoy plataformas que facilitan la participación ciudadana a través de peticiones sobre temas globales que interesan a mucha gente, aunque sean iniciativas que no afecten directamente a su ciudad o país", explicó la líder de Creative Commons en Colombia, Carolina Botero.
La propuesta de estos sitios es simple. Primero, se tramita un formulario en línea con los datos personales, lo que le da seriedad al proceso de recolección de firmas al llevar al usuario a no actuar desde el anonimato. Luego se pueden "firmar" las iniciativas promovidas por otros usuarios o crear la propia.
El cielo es el límite: es posible desde intentar detener el uso de pesticidas en la agricultura hasta decir en la cara a las multinacionales estadounidenses que cesen la cría de salmones mutantes. Una breve descripción del cambio que se quiere lograr y quien lo puede lograr y listo. Lo que resta es mirar el número ascendente de firmas.
Pero tal libertad a la hora de llamar a la acción sobre ciertos asuntos, que ciertamente va más allá del botón de Me gusta de otras redes sociales, trae consigo los mismos riesgos que encierran las movilizaciones sociales en el mundo físico.
"Así como me pueden engañar en el mundo real lo pueden hacer en el digital, al no ofrecerme un contexto amplio de la problemática, aunque en internet es más fácil darse cuenta del engaño, pues muchas personas accedan a las iniciativas y el poder de la masa es mucho mayor, al igual que su censura", dijo el analista de redes sociales Santiago Villegas.
La posibilidad de que a través de estos portales se ventilen propuestas con visos de intolerancia o que un incauto internauta termine firmando alguna propuesta que sirve a intereses no muy claros está también a la orden del día.
"Esas páginas no hacen un filtro o una verificación de que se trate de verdad de personas que respaldan esa causa o la defiendan, por lo que cualquiera que tenga correo electrónico o maneje redes sociales puede subir su causa", advirtió Óscar Marín, representante de la organización Manos Limpias en Medellín.
Futuro cercano
Aunque estas iniciativas apenas dan sus primeros coletazos en Colombia, Carolina Botero considera que no está lejano el día en el que se puedan promover por este medio asuntos más especializados jurídicamente, como la revocatoria del cargo a un funcionario público.
"Esos procesos están reglamentados, aunque aquí podría llegar a serlo, pues en Colombia se reconoce la firma por medios electrónicos. Yo puedo hacer un contrato o derechos de petición al Estado por internet sin necesidad de firmar mecánicamente", señaló la experta.
De hecho, según ella, sitios como la española Oígame diseñaron mecanismos que permiten a las iniciativas presentadas a través de ellos adaptarse al marco legal del país, lo que aumenta el alcance de las acciones sociales promovidas.
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