Dos días después de las elecciones afganas, la Comisión Electoral (CE) informó ayer la muerte de 11 de sus miembros a manos de talibanes, que también cortaron los dedos de dos votantes en Kandahar (sur) en una jornada en la que, según la Unión Europea, la participación de la mujer fue muy limitada.
"Hemos sabido que once trabajadores de la CE (...) murieron por ataques brutales de atacantes desconocidos en un intento deliberado de los enemigos de la paz", informó ayer la Comisión en un comunicado.
Los talibanes, que habían llamado al boicot de los comicios, amenazaron con más violencia para desestabilizar el proceso electoral, que los insurgentes consideraron pura "propaganda" estadounidense.
Y como parte de sus castigos, amputaron el dedo a dos votantes el pasado jueves en la meridional Kandahar, según informó un organismo electoral independiente, la Fundación para unas Elecciones Libres y Justas (Fefa).
"Uno de nuestros observadores pudo ver cómo los insurgentes les cortaban el dedo con la mancha de tinta a dos personas en la provincia de Kandahar", dijo el presidente del organismo, Nader Nader.
Nader había reconocido previamente que sus observadores fueron testigos de acciones violentas de los talibanes en su campaña de intimidación a los votantes.
Los insurgentes habían amenazado con cortar los dedos a quienes votasen, aprovechando que para ejercer el sufragio los electores deben impregnar sus índices en tinta indeleble, lo que hace de ellos víctimas fácilmente identificables.
Aunque los comicios afganos quedaron entorpecidos por la presencia talibán, la Comisión Electoral descartó un fraude masivo y prometió estudiar las alegaciones.
Ayer, el candidato Mirwaís Yasini apareció en el lujoso hotel Intercontinental de Kabul -cuartel general de los observadores- con dos bolsas llenas de papeletas a su nombre, y supuestamente sacadas de forma ilegal de las urnas en el sur del país.
Pese a esas denuncias, la misión de observadores de la Unión Europea en Afganistán (Eueom) dio su aprobación a las elecciones, que consideró "en general" bien organizadas pese a los defectos del proceso y las insuficiencias institucionales.
"(La misión) considera la celebración de las elecciones como una victoria frente a aquellos que querían impedir a los afganos decidir su propio futuro", aseguró la organización en un comunicado.
Según la nota, los candidatos pudieron establecer un debate genuino sobre los problemas del país, aunque la campaña quedó deslucida por los ataques contra el personal electoral, la parcialidad hacia algunos candidatos y la discriminación de la mujer.
Unos 17 millones de personas estaban llamadas a las urnas para elegir al presidente y los miembros de los consejos provisionales, en una jornada que se saldó con medio centenar de muertos, 21 de ellos insurgentes, según versiones oficiales.
Fuentes de la Comisión Electoral calculan que la participación fue del 45 al 50 por ciento de los ciudadanos registrados, y esperan tener los primeros resultados preliminares para el martes.
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