A propósito de la epidemia de influenza que tiene en guardia a todo el mundo, cuando de prevenir tragedias se trata el deber del periodismo es informar sin tregua, el de las autoridades no tapar la verdad por ningún motivo y el de los profesionales relacionados con el tema no opinar si no se tiene certeza sobre lo que se va a decir. De parte de la comunidad el comportamiento correcto se resume en esta instrucción que enviaron los directivos del colegio Alemán de Medellín a su comunidad escolar: "estar bien informados y asegurarse que la fuente sea confiable para adoptar las recomendaciones que surgen de los entes gubernamentales".
Digo todo esto porque mi experiencia periodística me ha enseñado que decir "mentiras piadosas" para calmar una población puede ser más grave que el hecho que se viene encima. Recordemos Armero cuando, ante la lluvia de cenizas previa a la erupción, a la gente la mandaron algunos líderes a dormir tranquila? El sueño fue para la vida eterna. De otro lado, me ha tocado algunas veces entrevistar "científicos estrella", digamos más bien, seudocientíficos, que hablan sin rigor y se atreven a decir por ejemplo que "la erupción del Ruiz no será más que un bello espectáculo de juegos pirotécnicos".
Frente a la ciudadanía y algunos medios de comunicación, que parecen no haberse dado cuenta de la magnitud de la tragedia que puede significar el virus AH1N1 y ante las críticas de algunos sectores que ya empiezan a acusar al periodismo de alarmista, me permito decir que informar no es alarmar. En este caso, informar mucho y motivar a que autoridades y ciudadanos hagamos todo lo que está a nuestro alcance para contener la pandemia antes de que ella sea arrasadora, es una obligación con el mundo.
Está claro: todavía no hay vacuna específica contra el nuevo virus AH1N1 y ésta puede tardar de 4 a 6 meses. Eso quiere decir sencillamente que el mundo no está listo para afrontar el problema de una pandemia. En conclusión, si no se detiene el problema en su foco las consecuencias son inimaginables. Pero resulta que ya del foco se pasó a 17 países con casos, incluido Colombia, con un primer paciente reportado ayer. El punto a favor es que hasta ahora la mortalidad por el virus no supera el 4% mientras la mortalidad de la gripa aviar fue del 70%. Pero esto en ningún momento debe ser argumento para bajar la guardia y las medidas deben ser tan drásticas como la del sellamiento de un hotel en Hong Kong con 350 turistas una vez se detectó que uno de los huéspedes estaba infectado. Es que la epidemia de influenza de 1918 tardó dos años en dar la vuelta al mundo, para matar 50 millones de personas, porque en ese entonces no había los niveles de globalización de hoy. En 2009, cada uno de esos 350 viajeros puede darle la vuelta al mundo en un avión en cuestión de días.
Los organismos de salud saben que las epidemias de influenza se disparan 3 o 4 veces en el siglo y que en este caso, como dice Margaret Chan, directora general de la OMS, los resultados pueden ser imprevisibles. En resumen, no hay que bajar la guardia un instante y son urgentes medidas pragmáticas, así resulten impopulares.
APARTE. Llama la atención el proyecto de acuerdo 136 que se debatirá este martes en el Concejo de Medellín para autorizar al Alcalde proyectos por más de 8 mil millones de pesos con destino a programas tan urgentes como: autonomía económica de las mujeres y transversalización del enfoque de género entre otros. Temas también urgentes.
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