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Alerta permanente

  • Hernán González Rodríguez | Hernán González Rodríguez
    Hernán González Rodríguez | Hernán González Rodríguez
19 de julio de 2010
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Me ha llamado la atención la aparición reciente en algunas páginas en la red de los Estados Unidos de la divulgación entre los ciudadanos corrientes de una técnica que hasta ahora había sido enseñada solamente a ciertos cuerpos especializados a cargo de la seguridad, la "alerta permanente". A continuación resumo lo que ha publicado www.stratfor.com, con la firma de Scott Stewart.

En casi todos los rincones del planeta existen enfermos mentales y militantes de alguna ideología que están planeando ataques terroristas, donde haya personas, para atemorizarlas, robarles, secuestrarlas, asesinarlas... Lo primero que debe reconocer el público es que el "ciclo de ataque de los terroristas" recorre aproximadamente el mismo camino para explotar un carro bomba que para realizar un secuestro.

La "alerta permanente" se considera como una actitud básica, tanto para la seguridad personal como para la nacional. La idea fundamental de esta actitud parte de la apreciación continua y consciente del entorno de cada uno con el fin de identificar situaciones potencialmente peligrosas. Se considera esta alerta como un estado mental que puede ser practicado no sólo por los cuerpos especializados de los gobiernos, sino también por los ciudadanos.

La primera recomendación estriba en sintonizar la mente de cada uno con el entorno que lo rodea, sobre todo, siempre que nos encontremos en un lugar público. El segundo elemento radica en aceptar que los recursos de los Estados son finitos y no puede evitar los actos criminales por doquiera. Como consecuencia de esto, todos somos corresponsables tanto de la seguridad nuestra, como de los vecinos, de los negocios y demás instituciones.

Sostienen los expertos en las técnicas de "alerta permanente" que con relativa frecuencia las personas intuyen, antes de los accidentes, en forma semiinconsciente, signos de peligro, pero tienden a ignorarlos. Estas técnicas enseñan a encender las alarmas tras un simple contacto visual.

En los entrenamientos militares se identifican cinco estados mentales, a saber: 1. No sintonizados. 2. Alerta relajada. 3. Alerta enfocada. 4. Alerta elevada. 5. Estado comatoso. Para explicarlos acude el artículo citado a ejemplificarlos con la forma como conducimos un vehículo.

No sintonizados: Conducimos distraídos, escuchamos la radio, atendemos las llamadas por celular... Alerta relajada: Realizamos una conducción defensiva, sí, pero a riesgo de perder la sintonía. Alerta enfocada: Típica de las vías colombianas, nos enfocamos en los huecos, los motociclistas... Alerta elevada: Un caballo se cruza en la vía, pero podemos frenar y controlar el carro. Estado comatoso: El sueño, el cansancio o el miedo paralizan al conductor.

 Los sicólogos sostienen que incontables personas no se preocupan en absoluto ni siquiera por los signos de actividades criminales dirigidas a ellos directamente. En el artículo citado mencionan a un ejecutivo estadounidense cuyo secuestro en Filipinas fracasó y a los pocos días lo secuestraron en el mismo lugar del fracaso.

 La respuesta no consiste en operar continuamente en un estado de alerta elevada. Lo ideal es oscilar entre la alerta relajada y la enfocada, con base en una evaluación previa y permanente del entorno frecuentado por cada uno. No olvidar la obligación de reportar a las autoridades sobre las sospechas. Es decir, la necesidad de la red de informantes del presidente Álvaro Uribe, pero sin recompensas.

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