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Andrés recupera la memoria rodante

07 de agosto de 2009
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El proceso de restauración de un automóvil es una tarea que requiere pasión, conocimiento y, sobre todo, mucha paciencia, especialmente si se quiere un buen trabajo y retomar al máximo las líneas originales del vehículo.

Y no son muchos los expertos que se dedican a este tema. Uno de ellos, en Medellín, es Andrés Ospina, ingeniero automotriz, con estudios en Estados Unidos y que hoy está casi ciento por ciento dedicado a restaurar autos antiguos.

Por supuesto, durante estos días, vivió algunas de sus jornadas más ocupadas y su taller se llenó con muchos de los carros que participan hoy en el Desfile de Autos Clásicos y Antiguos EL COLOMBIANO.

A veces llegan... piezas
El proceso de restauración de un vehículo inicia cuando se recibe el carro original. Y muchas veces lo que se recibe no es el carro, si no sus partes. No es raro que llegue todo un vehículo, o parte de él, en piezas, empacado en bolsas. Viene ahí una labor como de arqueólogo para descubrir el verdadero estado del carro: saber qué piezas y partes están en buen estado y qué falta para poder tener el conjunto completo.

Y las sorpresas también hacen parte del día a día del restaurador. Aunque algunas veces el carro llega en aparente buen estado, cuando se procede con la labor de raspado total y se eliminan las capas de pintura, se descubren las imperfecciones, podridos y golpes fuertes que la magia de la masilla había ocultado por largo tiempo y que hacían pasar el carro como una "uvita".

El carro se desarma en su totalidad, parte a parte, tornillo a tornillo. Se desechan las piezas que no sirven o aquellas que no son originales del carro y que en algún momento se le pusieron por parte de alguno de sus propietarios. Y de ahí el inventario de los componentes y partes que se deben solicitar para devolver el carro a su aspecto original.

Originalidad, este es el concepto que rige toda la recuperación del automotor.

"La originalidad es la clave. Soy exigente en eso. Hasta el último tornillo debe corresponder al modelo que se está restaurando".

El conocimiento práctico, la pasión por los autos, el contacto con otros conocedores y los catálogos de varios de los vehículos, son los elementos de los que Andrés echa mano para avanzar en la recuperación de un automóvil.

Desde los elementos más importantes y básicos del carro en su motor, hasta el último tornillo, la tapicería y los emblemas, busca Andrés que correspondan al diseño original del carro restaurado.

Y claro, existen modelos a los que es fácil encontrarles piezas y partes. Por ejemplo, con los modelos de la casa Ford, como el A, o los Chevrolet Bel Air (55 a 57), el proceso es relativamente fácil, por la disponibilidad de encontrar las piezas que representan las originales de fabricación.

Y un consejo final. La restauración no debe hacerse por negocio. Es una pasión movida por las ganas de tener un vehículo representativo en la historia de esta industria.

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