Una alegre tarde de mar y rumba, en el balneario de Playa Blanca, en la población caribeña de San Antero, Córdoba, terminó en angustia y dolor cuando hombres que portaban armas automáticas dispararon contra numerosas personas que departían en el lugar, con saldo de cinco muertos y seis heridos.
Según las autoridades de esa población, pasadas las 6:30 de la tarde, cuando el estadero estaba lleno, irrumpieron cuatro hombres que se movilizaban en dos motocicletas y portaban subametralladoras mini Uzi y, sin mediar palabra, atacaron a quienes se encontraban en el sitio.
Allí murieron cuatro hombres, uno de ellos, al parecer un infante de Marina, mientras que siete más quedaron heridos y fueron trasladados a hospitales de las localidades vecinas de Lorica y Cereté y a la ciudad de Montería.
Uno de los pacientes, identificado como Juan Camilo Otero, murió en un centro asistencial de la capital de Córdoba, con el que se elevó a cinco el número de víctimas fatales.
Una vez fueron informados del ataque, la Policía y unidades de la Armada Nacional iniciaron un operativo en San Antero y municipios vecinos con el fin de dar con el paradero del comando armado autor de la masacre.
A la medianoche del domingo, las autoridades judiciales de San Antero practicaban los levantamientos de los cadáveres de los cuatro hombres que quedaron en el lugar de los hechos, por lo que aún no habían establecido sus nombres.
