Los datos de inflación que reveló este fin de semana el Dane descartan un efecto en el costo de vida de los colombianos, derivados de los paros agrario y de transportadores de carga que tuvieron lugar desde finales de agosto.
De ahí que el Gobierno salió a celebrar que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) haya sido de solo 0,29 por ciento en septiembre, frente al mismo mes de 2012, que en lo corrido del año el acumulado llegue a 2,16 por ciento, 0,16 por ciento menos que en los primeros nueve meses del año anterior, y en el último año el costo de vida haya tenido un incremento de 2,27 por ciento en el último año.
Sin embargo, mirados en detalle los resultados presentados el sábado pasado por el Dane, también hay señales de que no todo es color de rosa.
Al revisar la inflación de los bienes transables, su variación en los últimos 12 meses es de 1,34 por ciento, a septiembre de 2012 era de 1,09, mientras los bienes no transables tiene un IPC de 3,70 por ciento frente a un registro de 4,02 por ciento el año pasado.
"La razón es el efecto del menor crecimiento en 2013 que viene reduciendo la presión sobre los precios", puntualiza Ramón Javier Mesa Callejas, decano de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Antioquia.
El docente también llama la atención sobre la tendencia histórica de que en el segundo semestre es menor la inflación de los alimentos, debido a la abundancia de cosechas por efectos climáticos y por eso "es probable que el efecto del paro no se haya sentido en septiembre".
Con esa coyuntura, llama la atención que vivienda, como rubro de gasto, tuviera mayor incremento que alimentos.
"En ese promedio nacional de incremento de 0,49 por ciento pesa mucho las restricciones del nuevo Plan de Ordenamiento Territorial de Bogotá, lo que viene generando incrementos de precios. Al tiempo, en otras ciudades hay una explosión de la demanda, como el caso de Ibagué", comenta José Manuel Restrepo Abondano, rector del Colegio de Estudios Superiores de Administración (Cesa).
Ya en el ámbito local, a Medellín le va muy bien en términos de costo de vida frente a otras ciudades principales del país y el promedio nacional: en los últimos 12 meses el costo de vida solo se ha incrementado en 1,97 por ciento y en el año corrido 1,61.
Así las cosas, es probable que la ciudad no haya sentido de manera significativa los efectos de los paros. No obstante, concluye Mesa Callejas: "es posible que se esté sintiendo en Medellín los impactos del menor ritmo de crecimiento de la economía antioqueña por el lado de la caída de la actividad industrial".
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