Medellín olvida que después de los Pepes (Perseguidos por Pablo Escobar) vinieron los Pecas (Perseguidos por Carlos Castaño). El 24 de mayo de 2001, una semana después del estallido del carrobomba en el Parque Lleras, se difundió un "Comunicado 01" en el que esa supuesta organización se responsabilizaba "de los carros bombas en el Centro Comercial El Tesoro y el Parque Lleras. De ustedes depende -advertía el panfleto- que este sea el último".
Fue otro episodio más de la violencia que en esta ciudad ha golpeado a casi todos, directa o indirectamente. Entre los ocho muertos del Lleras estuvo, por ejemplo, Ricardo Andrés Echavarría Restrepo, a quien los compañeros de universidad llamábamos "La Iguana". Hoy, a esa zona me unen intereses comerciales y vitales. Pero recuerdo en especial el dolor urbano, como tantos, que partió aún más la tranquilidad de Medellín, ese espejo roto que no acabamos de rearmar y remendar.
Ahora que ha sido capturado Henry Santiago Serna Moscoso, de 47 años, condenado por ser uno de los autores y señalado miembro de La Terraza, sería bueno que se le indague por los detalles de la guerra entre esa banda delincuencial y los narcoparamilitares de Castaño y Don Berna, la misma que desembocó en esta matanza indiscriminada de civiles provocada por "odios de clase entre criminales". Guerra que, literalmente, terminó por prender la mecha del bombazo en el Lleras.
"Cansados de tantos atropellos que viene cometiendo Carlos Castaño en unión de la Policía Nacional y sectores del ejército hemos decidido responder a esta agresión con la Ley del Talión: "Ojo por ojo, diente por diente". (...) Si paran las muertes, paramos nuestra respuesta. Ustedes deciden".
Henry Santiago Serna conoció las entrañas de La Terraza, pasando por su jefe Elkin Mena hasta los últimos días de alias Niuwei (New Wave ), Carlitos y Ronald, tres de sus sicarios más temidos. Y sabe, en consecuencia, para qué "fuerzas oscuras" trabajó La Terraza en los asesinatos, por ejemplo, del abogado Jesús María Valle, de los investigadores del Cinep Mario Calderón y Elsa Alvarado y del antropólogo Hernán Henao.
Hay que avanzar por fin no solo en la captura de los ejecutores de semejante barbarie, y castigarlos ejemplarmente, sino también persistir en llegar a los inspiradores y las claves compartimentadas de una violencia de extrema derecha que ha combinado, tan odiosamente como la guerrillera, todas las formas de lucha.
En aquel estallido demencial del Lleras son tan responsables los Perseguidos por Carlos Castaño (La Terraza), como los auspiciadores de ese "remedio" contrainsurgente que nos trajo miles de muertos más: el paramilitarismo.
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