Germán Castellanos, un hombre que no tiene ni idea de patear un balón, fue el encargado de darle la clasificación a Colombia.
Un sorteo con papelitos, de esos tipo repartición de grupos en un Mundial, y no un gol en la red contraria decidió que Colombia fuera el tercer y último clasificado del Grupo A al hexagonal final del Torneo Suramericano Sub-20, que se seguirá disputando en Venezuela.
Y la mano de Castellanos, delegado de Colombia en Venezuela, definió que Colombia pasara de ronda tras sacar el papel que rezaba "Clasificado", mientras que su homólogo ecuatoriano rescató el de "No clasifica". Por primera vez, la suerte estuvo del este lado de la frontera.
A pesar de empatar en seis puntos cuatro selecciones del grupo, el mejor saldo goleador puso en la fase final del torneo a Venezuela y Argentina, en tanto que Colombia y Ecuador quedaron equilibradas en todos los ítems: cada equipo ganó un partido, empató tres, marcó cuatro goles y encajó tres.
Y el partido que jugaron en la tercera jornada, otro ítem de desempate, terminó igualado sin goles.
Así las cosas, y según el reglamento de la Confederación Suramericana de Fútbol para el Campeonato, el sorteo se realizó con dos papeles en una bolsa, evento muy inusual que se cumplió a continuación durante una conferencia de prensa.
Un partido "ganable"
Pero, más allá de lo que dictó la moneda, el ataque de Colombia puso a sufrir más de lo necesario.
Tras el empate, Colombia lloraba en la oficina lo que tenía que conseguir en la cancha. Un equipo que fue más que su rival, pero que hasta el último minuto desperdició las oportunidades para clasificar a la segunda fase del torneo.
El partido estuvo para que tuviera un ganador en el marcador, pues Colombia fue mejor en todo el segundo tiempo sobre sus rivales. Pero esto, al igual de lo que pasó ante Argentina y Ecuador, no fue suficiente para lograr los tres puntos, y la solidez defensiva fue más que el poder en ataque.
Y anoche sí que fue manifiesto. Dos tiros en los palos, varias opciones dilapidadas, y ese tiro penalti fallado en el tiempo de reposición, fueron la fiel muestra de la impotencia goleadora de Colombia ante el arco rival, y símbolo de la tristeza nacional.
Para el anecdotario quedará el gol de José Salomón Rondón, delantero del equipo Las Palmas del fútbol español, aprovechó el mal rechazo que dejó el arquero colombiano, Camilo Vargas, para convertir su segundo tanto en el campeonato.
También, casi una curiosidad, el primer gol de Cristian Nazarith, de penalti, fue el gol número 50 en el campeonato cuando Colombia iba abajo en el marcador.
Lo cierto es que la suerte, más que el buen fútbol, estuvo de lado de Colombia. Ahora tendrá la oportunidad, de nuevo en la cancha y no en una oficina, de mostrar que tiene con qué hacer más. Y será ante Venezuela, el próximo sábado, el momento para mostrarlo.
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