Tras un corto paso en la comedia, en la telenovela La Suegra y la cinta El Control, el actor Christian Tappan regresó a la pantalla con un personaje de acción, un antagónico cruel y rudo, en la serie Fugitivos.
Regresas a una serie de acción ¿Qué significa eso en tu carrera?
"Hacer este tipo de series siempre es gratificante, me gusta este tipo de producciones, porque siempre será un reto hacer acción. Sentir esa adrenalina y hacer la actuación creíble es maravilloso".
¿Estos formatos resultan más atractivos para el actor?
"Depende del actor. Es un camello diferente y él lo debe entender, asimilar y trabajar. Es otra cosa, es más chévere en el trabajo del actor, mientras que lo otro -las novelas- es un compromiso más vertiginoso".
Te gustan los antagónicos...
"Steve Houston, en Fugitivos, es uno de los personajes más fuertes que he hecho. Este es un antagónico de acción, que te da para jugar con ese personaje, en cambio con el rol de Escobar, el patrón del mal teníamos el compromiso de lo social, era un antagónico no para entretener, sino para contar la triste historia de nuestro país durante dos décadas. Era un personaje real. En Fugitivos, en cambio, me puedo entretener, puedo hacer un malo de ficción, en el que tengo muchos permisos y libertades".
¿Qué viene tras el final de grabaciones de Fugitivos?
"Estamos pensando en cine, esperando dos pelis -Qué viva la música y La semilla del silencio -. Viene un semestre de series y películas".
Vienes con tres o cuatro años de trabajo continuo...
"Eso es parte de las recompensas que tiene este negocio, que cuenten con tu trabajo, no es tanto la admiración o el reconocimiento".
También han sido muchos los cambios de look.
"Me dio por raparme, eso hace parte del personaje, ahora estoy más peludito. Me gustan esos cambios, he pasado por el castaño oscuro, pelinegro, pelirrojos en el cabello, la barba y el bigote, eso me gusta".
¿Ves televisión con tus hijos?
"Lo violento lo tengo lejos de mis hijos, ellos no vieron Escobar, no vieron La Promesa, vieron poco de La Suegra. La educación está en nosotros, no en la televisión, que está para entretener. Así que cuando tengan la capacidad de entender lo que vean en la pantalla, me sentaré con ellos a conversar de lo que están mirando".
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