Sorprendidos, pero seguros de que siempre descubrirán las artimañas de los narcotraficantes, se mostraron los investigadores que hallaron casi una tonelada de clorhidrato de cocaína dentro de una retroexcavadora, en un taller del municipio de Funza, Cundinamarca.
Para evitar que los caninos de antinarcóticos detectaran el alijo de droga, los delincuentes habían construido en la máquina pesada una caleta con paredes de acero, plomo y lata.
El alcaloide, que usualmente se distribuye a los expendedores en forma de panelas prensadas que pesan un kilo cada una, esta vez fue encontrado en grandes paquetes como bultos, una “novedosa” modalidad de “presentación y transporte”, según las autoridades.
En el procedimiento fueron capturados dos hombres que estaban en el taller. Allí, la máquina estaba siendo pintada y adecuada con el propósito de burlar los diferentes controles policiales que hallara en su desplazamiento.
Los detenidos fueron puestos a disposición de las autoridades judiciales por el delito de tráfico, fabricación y porte de estupefacientes.