Al analizar las diferentes propuestas del gobierno colombiano para la ejecución de obras con el fin de mejorar la infraestructura ferroviaria de nuestro país, debemos concluir que: definitivamente, vuelve el tren por estos lares.
Todos esos "inamovibles" que se crearon años atrás, movidos por intereses no muy claros en contra de los ferrocarriles, como por ejemplo: "Tenemos ferrocarriles de montaña que son económicamente inviables. El ferrocarril está concebido para grandes distancias y ello en Colombia no se da. Nuestra economía no genera un volumen importante de carga y ésta no es homogénea. Los ferrocarriles de trocha angosta son obsoletos. No se consiguen a buenos precios a nivel internacional los equipos para operar este tipo de ferrocarril. Al montar un contenedor sobre un equipo de trocha angosta, como serían los utilizados por acá, se vuelcan y descarrilan los trenes".
Y así por el estilo se esgrime un sinnúmero importante de peros sin mayor asidero en la realidad actual. Son problemas del pasado. Creemos que quienes toman hoy las decisiones sobre este tema en el país se dieron cuenta oportunamente de la irrealidad de estos argumentos negativos.
Vemos con sumo agrado cómo de la transformación de la concesión del Atlántico surgen adecuadamente estructurados dos concesiones nuevas: El ferrocarril central del Magdalena y el ferrocarril del altiplano cundiboyacense. De igual manera emerge el proyecto del ferrocarril del Carare que uniría estas dos concesiones por una tercera de mejor trazado y mejores especificaciones.
Además, la concesión que opera Fenoco está adelantando la doble línea entre La Loma y Santa Marta con el fin de mejorar las condiciones de operación y de tráfico en este tramo. A la fecha se protocoliza la cesión de la concesión del Pacífico a unos nuevos concesionarios, diferentes de los anteriores. Los nuevos concesionarios presentan una composición accionaria diferente. Se reconoce, así mismo, que sus intereses también son diferentes, lo cual parece garantizar la plena operatividad de esta nueva concesión para el beneficio del occidente colombiano.
Para Antioquia, esta cesión de la concesión del Pacífico, en la cual participan la Corporación Ferrocarril del Suroeste y el Ferrocarril del Suroeste S.A. con un 23 por ciento de propiedad de empresas antioqueñas, es la culminación de un esfuerzo de casi 10 años de gestión. Representa ella para la región la reconexión por vía férrea con el puerto de Buenaventura y la recuperación de uno de los bienes más preciados de los antioqueños: Su ferrocarril, en mala hora abandonado por los gobiernos centrales.
La idea inicial radica en llegar hasta Bolombolo. Pero la de largo plazo le apunta a continuar hasta Medellín y de allí hasta Puerto Berrío para recrear el sueño de Francisco Javier Cisneros. Mas no será un mero esfuerzo romántico o de quijotes como tantas veces ha sido calificada esta empresa. Será un esfuerzo de la empresa privada, como proyecto económicamente viable y rentable, al crear una oferta de transporte adicional y complementaria de los demás modos de transporte disponibles, con el fin de que nuestra industria los aproveche y mejore su competitividad. Esta nota se preparó con la participación de Felipe Calle Botero, presidente del Ferrocarril del Suroeste S.A.