La vida está llena de contrastes e ironías. Siendo el Chocó una de las zonas donde más llueve en el mundo, llena de ríos y con una humedad desbordante, sufre las consecuencias de un incendio que no se pudo apagar por falta de bomberos.
La noche del pasado sábado, las llamas consumieron en cuestión de minutos una gran parte del barrio Benjamín Hidalgo, de Riosucio, y dejaron sin sus casas a 106 familias de la población.
Con impotencia y desespero, más de 500 personas tuvieron que ver cómo, estando a pocos metros del caudaloso Atrato, se quemaban sus pocas pertenencias.
El agua sola no apaga los incendios. Se necesitan bomberos. Lastimosamente, muchas poblaciones de nuestro país carecen de ellos.
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