Carlos Andrés Morales no sabe cuántos años han pasado desde que montó por primera vez en bicicleta. Él solo responde que hace mucho, que desde que era chiquito.
Y sigue recordando... Que la mamá lo ponía a montar en la cuadra, pero que fue con el papá con el que aprendió de verdad. Hace una pausa y luego continúa diciendo que él tiene una familia que quiere mucho. Y que "montar en cicla es muy bueno y para meter velocidad yo voy con todo".
Carlos fue uno de los participantes de la categoría Especial discapacidad cognitiva en el Clásico EL COLOMBIANO. Él y otros ocho ciclistas recorrieron los 11 kilómetros desde La Macarena hasta la estación Niquía del Metro.
Hace tres años, cuando en el Clásico se le abrió espacio a las personas con discapacidad, solo participaron tres jóvenes. Y que este año sean nueve, es motivo de orgullo para Carlos Alberto Orozco Sánchez, el entrenador de ciclismo de la Liga de Discapacidad Mental (Lidimat).
"Este es un proceso muy motivador, llevamos cuatro años y el progreso ha sido increíble, pese a que este es un deporte con mucho riesgo, pero cada día hay alegrías y retos para superar", dice el orientador, para agregar que su mayor anhelo cuando participa con sus muchachos en el Clásico, es que los conozcan, que la gente pueda ver que una persona con limitaciones cognitivas o físicas, también puede hacer deporte de alto rendimiento a su manera y con sus reglas.
Y así, los nueve participantes fueron pasando intermitentes por la meta, todos se sentían ganadores. Todos son ganadores.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6