Encuentro en una viejo ejemplar del "Repertorio Histórico" de la Academia Antioqueña de Historia de Antioquia, recuperado del polvo y el olvido, comido de comején y llena de cagarruticas de ratas y de cucarachas, publicado por los años 1918 y 1919, un interesante artículo del historiador Eduardo Zuleta, en el que cuenta algunas curiosidades sobre el origen de algunos árboles frutales en nuestro departamento. Son datos que tal vez puedan interesar a los lectores.
Me entero, por ejemplo, que fue un español, llamado Ferreiro Cervino, quien trajo a Antioquia, hacia la mitad del siglo XVIII, las primeras semillas de naranja china, níspero, zapote, mamey, marañón y caimo verde y morado. Supongo que debió traerlas de alguna isla caribeña. Como lo hizo desde Jamaica, al siglo siguiente, otro chapetón de nombre Manuel María Bonis, quien luego de emigrar tras la batalla de Boyacá, se regresó a Antioquia y trajo los mamoncillos, además del sagú, la pamplemusa, la pomarrosa y bienmesabe, que probé por primera vez hace años en Santa Fe de Antioquia en casa de mi amigo Alberto Velásquez Martínez.
Abramos aún más este "costalao" de frutas. El árbol del pan lo trajo desde Mariquita un tal José Pardo y lo sembró en la ciudad de Antioquia. El tomate de árbol se le vino enredado del Ecuador a don José Manuel Restrepo, así como también se debe a él la llegada de las primeras semillas de pasto pará, que se las envió desde Venezuela el General Soublette. Las primeras semillas de mandarina fueron traídas desde Europa por don Pastor Restrepo y fue en una finca de don Joaquín Santamaría donde crecieron los primeros palos.
El primer madroño que hubo en Medellín lo sembró en 1812 doña Manuela Barrientos de Gómez, de una semilla que le envió desde Popayán la señora Rafaela Valencia de Arboleda. Y el primer árbol de níspero, llegado del Japón, y que aún existía en 1919, cuando Estanislao Zuleta escribió su artículo, se encontraba en la casa de Eusebio A. Jaramillo y había nacido de unas semillas que desde California le había enviado al doctor Mariano Ospina Rodríguez su hija doña Mercedes.
El curazao lo trajeron de Martinica don Pastor y don Roberto Restrepo, y este último cultivó también ciruelas claudias que fructificaron. Don Julio Isaza Ochoa introdujo el curazao rojo y una enredadera llamada Palonegro, de semillas recolectadas por él en la sangrienta batalla que puso fin a la Guerra de los Mil Días.
Muchas más cosas cuenta Eduardo Zuleta. Estas rescaté para mi bitácora de curiosidades. Como no soy historiador ni botánico, no puedo asegurar que sean datos ciertos. Yo, de todas maneras, me embeleso con esta ensalada de nostalgia con sabor a frutas.
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