"La política, amigo mío, es vidrio de aumento unas veces y otras de disminución, que juega con todo y con todos; pero eso es la vida, y esa es doña Mentironiana" . (Marco Fidel Suárez, El sueño de los olvidos).
Estamos presenciando un fenómeno político que entorpece el estudio de nuestros grandes problemas: el ataque de descontrolada agresividad que lanzan algunos políticos y periodistas al presidente Uribe, cuando lo verdaderamente útil sería concentrarse en el nuevo gobierno; hace suponer algo personal cuyo origen ignoramos los del común.
Y recuerda el final del período de Marco Fidel Suárez, cuando le llovieron ataques, calumnias, ofensas personales. En carta a don Luis Martínez, don Marco anotó:
"La política lo mismo que siempre pequeñita y un tanto inmunda". "... es como máquina en que voltean ruedas dentadas y falcadas, que asen y prenden a los que se les acercan, y no los suelta hasta despedirlos por el otro lado triturados...".
"El campo de la política, (es) tierra donde se fermentan todas las pasiones y donde se crían las plantas más venenosas. La envidia, la venganza, la ingratitud, la codicia, la calumnia, cuanto guarda de peor el corazón prospera en ese campo, donde no se presenta al espíritu sino la contemplación de la miserable naturaleza humana, que solo sobrenaturalmente puede amarse" [1].
Suárez militaba en la facción conservadora contraria a la de Laureano Gómez, y ocurrió algo parecido a cuando Gómez calificó a sus partidarios de 'oro puro', y a los seguidores de Mariano Ospina Pérez como 'escoria'. (Dicen que doña Helena Ospina de Ospina, inteligente y aguda, se presentaba 'Helena Escoria de Escoria).
Muchos se sorprenden ante la ferocidad del ataque contra todo funcionario que hubiera trabajado durante uno de los períodos de Uribe; pero algo se ha pasado por alto a pesar de ser muy llamativo.
En los encuentros del presidente Santos con el dictador de Venezuela, cuando se reúnen, se abrazan y se llaman amigos íntimos, tienen una sonrisa tan o más enigmática que la de la Mona Lisa y ¡los ojos cerrados!
Es evidente que ambos tienen rostros que deben ser el deleite de los caricaturistas y, aunque diferentes en lo demás, tienen en común la pequeñez de la hendidura a través de la cual miran. Los de Chávez dejan una hendija, pero los de Santos se reducen, sin exagerar, a una línea.
Santos fue el primer político colombiano que dijo a todo volumen que nuestro mayor peligro radicaba en Chávez; este no economizó indirectas y directas, ataques y críticas al entonces ministro de la Defensa, y anunció su imposibilidad de tener con él la menor comunicación. Ahora, ¿debido a las amabilidades de nuestro presidente?, son amigos, se palmotean, se aventuran en acuerdos que comprometen al país, unos por escrito, los más verbales y todo ¡con los ojos cerrados! Recordando la mirada de políticos de aquí y de allá -por ejemplo, la de Bush, otro que mira por entre dos hendijas envueltas en una sonrisa- se puede aceptar que no es cosa desdeñable tener en cuenta si los políticos tienen los ojos abiertos o cerrados...
[1] Gabriel Colón, en Selección de escritos de Marco Fidel Suárez, edición dirigida por José J. Ortega Torres. Bogotá, Librería voluntad, S.A., 1942, pág. 235.
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