El pasado jueves, en la capital noruega, el jefe del equipo negociador de las Farc, Iván Márquez, cuyo verdadero nombre es Luciano Marín Arango, lanzó todos sus dardos en contra del Gobierno, los empresarios y las multinacionales a las cuales calificó de "vampiro transnacional".
El doctor en filosofía de la Universidad de Antioquia y profesor e investigador de la Universidad Eafit, Jorge Giraldo Ramírez, hace un análisis de los 10 puntos de mayor tensión entre los discursos entre el Gobierno y las Farc.
1. Configuración de las delegaciones: mientras el Gobierno se expresó por medio de un solo vocero, en este caso Humberto de la Calle, en las Farc hicieron su intervención "Iván Márquez", "Jesús Santrich", Rodrigo Granda y "Andrés París". Este es uno de los puntos más importantes en la teoría de la negociación, pues las vocerías únicas ayudan a que no se desconfigure la representación de cada una de las partes.
2. Procedimiento y contenido: el Gobierno centró su discurso en el procedimiento de los diálogos de paz, en lo que viene. Mientras que las Farc se centraron en el contenido, los puntos a discutir dentro del proceso.
3. Respeto: el Gobierno se mantuvo en una actitud respetuosa hacia las Farc como organización, se mantuvo dentro de los cánones de la teoría de la negociación. Las Farc en cambio adoptaron una actitud agresiva contra el Gobierno, el régimen y los empresarios.
4. Reserva: se pudo ver en los dos discursos, que el Estado aprendió más de las negociaciones que las mismas Farc. Según la teoría de la negociación es importante tener cierta reserva en los términos, de tal manera que lo que se publique sea básicamente los puntos de acercamiento y acuerdo.
5. Contenido: la principal diferencia se vio aquí, pues mientras el Gobierno se mantuvo en los términos del acuerdo, que ya se logró en la primera fase, claramente las Farc de manera implícita quisieron replantear esos acuerdos, ampliando la agenda. Y hay que señalar que uno de los puntos en la teoría es que las expectativas no pueden ser desmesuradas.
6. Discurso: las diferencias políticas eran de esperarse. Un acuerdo de paz no supone la eliminación de las diferencias políticas e ideológicas. En eso, el Gobierno representado por Humberto de la Calle, fue muy claro cuando dijo que la cuestión minero energética e inversión extranjera no hacían parte de la mesa, y que las Farc deberían dejar las armas, hacer política y ganar las elecciones.
7. Principios: el Gobierno no llegó con su declaración de principios, aunque la planteó. Según lo declarado no está en cuestión el modelo económico, la doctrina militar, y de alguna manera está implícito, que tampoco está en cuestión la Constitución de 1991. Aunque el Gobierno se refirió a ella, no ahondó discursivamente. Las Farc sí expusieron su doctrina política, de una manera incluso mucho más distinta a los famosos 14 puntos que estuvieron defendiendo hasta hace un año y que eran puntos muy específicos, de prácticamente un reformismo político.
8. Acuerdo: Las Farc se pusieron a sí mismas en una encrucijada. Cualquier acuerdo que firmen dentro de esos cinco puntos va a parecer muy modesto, respecto a las expectativas que plantearon ayer. Se vería prácticamente como una claudicación del grupo guerrillero. Ellos ponen con su discurso la vara muy alta, pues si llegan a negociar pidiendo 10 puntos y firman por 1, se estarían echando la soga al cuello.
9. Reglas de juego: las Farc echaron las reglas de juego al traste. Eso no significa que no se puedan enmendar, pero ya cualquier enmienda va ser a costa de su propia altanería, de la manera como aparecieron tan soberbias.
10. Preocupación: el discurso debió haberle preocupado mucho al Presidente, y aunque el Gobierno salió a decir que eso era esperable, por supuesto que no era esperable. En los términos que se dio ayer creo que no se lo esperaban.
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