El doctor Rafael Mojica García, parlamentario boyacense y prestante hombre de Villavicencio, tenía la costumbre de ponerles el nombre de sus amigos a los animales domésticos, por mamagallismo político. Al perro lo llamaba Eduardo Roso, un importante hombre de Villavo.
Cierto día, el doctor Mojica invitó a un almuerzo en su finca y entre los invitados estaban Eduardo Roso y su esposa. Como al doctor Mojica se le olvidara advertirle al mayordomo que no llamara al perro por su nombre, cuando estuvieran reunidos, le dijo:
- Miguel, por favor no vaya a llamar al perro.
- No dotor, Eduardo Roso ya está afuera.
Esto que oye la esposa de Roso y la emprende contra Mojica.
- Esto es el colmo, Rafael, ponerle el nombre de personas a los animales es un irrespeto.
- Te advierto Teresita que no le he puesto nombre a la perra. Hasta aquí llegó el regaño de la señora.
Con todo respeto por los difuntos y especialmente cuando estos han sido protagonistas de tanta importancia, pero no puede uno dejar de ver las diferencias en dos grandes acontecimientos de estos días. La renuncia de Benedicto XVI y la muerte de Hugo Rafael Chávez Frías.
No hay duda de la importancia de los dos personajes, pero tampoco la hay en que es más importante el Santo Padre, como sucesor de San Pedro y jefe espiritual de la Iglesia Católica, que renuncia a su cargo para retirarse humildemente a un modesto convento a rezar y meditar, para abrirle espacio a un nuevo pastor que con más juventud y energía conduzca la Iglesia bajo la inspiración del Espíritu Santo.
El coronel paracaidista Hugo Chávez, por su parte, se mantuvo en el poder catorce años, manipulando las elecciones con dinero del Estado venezolano, presionando con la fuerza de su ejército, amenazando a la oposición y nacionalizando empresas privadas extranjeras y venezolanas, especialmente medios de comunicación y bancos. No se fue por voluntad propia, sino porque se le acabó la vida.
Benedicto XVI se despidió del mundo católico con el último Ángelus, en la Plaza de San Pedro, con una sencilla sotana blanca, sin su pectoral y entregando el anillo con su sello de mando, para que sea destruido y sin participar en la elección de su reemplazo, mientras el dictador "democrático" pide que en las elecciones voten por Maduro y ordena que lo entierren al lado del Libertador Simón Bolívar.
Mientras un hombre sabio, sencillo y humilde entrega todo su poder voluntariamente, el orgulloso y calumniador prepotente, muere con gran ostentación y aferrado a la vida. ¡Qué lección nos dan estas dos vidas por distintos caminos… Nunca les pongo nombres de personas a mis animales para no tener tentaciones.
ÑAPA: Hasta con su salida del Municipio dejó problemas Ángela Piedad Soto, exsubsecretaria de Hacienda. Renunció con retroactividad, después de abandonar el cargo y el alcalde le acepta la renuncia con retroactividad, en lugar de sancionar el abandono.
¿Qué hacen los abogados del despacho? ¿Y los de la Secretaría General?.
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