Aquí no quedó el rastro. Ni el hálito leve que deja la pérdida. Es de noche y en las afueras del edificio Xerox no hay señales evidentes que indiquen que en él ocurrió un robo cinematográfico. El pasado domingo 19 de octubre, mientras algunos corríamos, otros dormían, abrazaban o leían el periódico, un grupo de 12 ladrones asaltó cuarenta oficinas de ese edificio localizado en plena Avenida El Poblado, cerca del Club Campestre. Forzaron puertas y se llevaron millones de pesos en maletines. La pandilla local no tiene nada que envidiar a Danny Ocean y su equipo de once cómplices que en la película "Ocean 11" roban tres casinos en Las Vegas.
Un hombre que trabaja en este lugar cuenta con cara de desconcierto y mirando el piso que los ladrones se le aparecieron de frente al único portero de turno y lo amordazaron. "Eran las seis de la mañana y aún no sabemos cómo entraron". Dice que asaltar fue más fácil porque no había cámaras. Al mejor estilo de Hollywood, "fueron desmanteladas misteriosamente el 5 de octubre y no sabemos por qué nunca se le avisó a las autoridades". Mientras relata el suceso, pasa una patrulla y los dos nos quedamos inmóviles hasta ver que en ella viajan los policías más sonrientes y tranquilos del mundo: saludan con la mano y ni siquiera se preguntan qué hacen dos personas hablando en la entrada de un edificio que investiga la Fiscalía.
Para los ladrones, el tiempo fue un concepto infinito: recorrieron las cuarenta oficinas, escogieron qué llevarse y hasta tuvieron tiempo de tomar café y tal vez chocar los cinco. Mientras la Fiscalía investiga sin certeza dónde pueden estar los bandidos, ellos disfrutan el botín en algún lugar de la ciudad o el mundo.
A medida que se acerca diciembre, aumentan los robos en Medellín. Especialmente en El Poblado, Centro y Laureles. Probablemente los amantes de lo ilegal también quieren comprar regalos y entrar en la onda consumista que embarga al planeta. En Medellín hay asaltantes variados y creativos: aquellos que roban al abrazar caminantes, hombres que se hacen pasar por mariachis de serenata sorpresa en urbanizaciones, mensajeros que fingen entregar ramos de flores o motociclistas desvergonzados que asaltan en pleno día. Innovación al servicio del hurto. De acuerdo con cifras del Sistema Integral de Seguridad y Convivencia de Medellín (Sisc), en los primeros siete meses del 2014, se disparó a 1059 el robo a personas. Estas cifras solo incluyen las denuncias. Según ese reporte, al comparar los primeros siete meses de 2012 con los primeros siete del 2014, los hurtos aumentaron en un 153 por ciento. Aunque el número de policías ha crecido, el problema sigue.
A pesar de estas historias y un par de atracos propios, no sé vivir en estado de paranoia. Creo que Medellín es una ciudad amable y con gente buena. Al despertar pienso que el día traerá regalos y que lo mejor aún está por hacerse. Quedan preguntas: si esta ciudad puede reinventarse y ser innovadora ¿por qué no logramos resolver el tema de los robos? ¿Por qué la tienen tan fácil los ladrones?.
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